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jueves, 21 de mayo de 2020

Coronavirus: el futuro de las ciudades en la era pandémica

Esta es una versión ampliada del artículo Los retos de las ciudades en el escenario post-coronavirus, publicado en el blog Seres Urbanos de El País el 20 de mayo.

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Las ciudades están en el centro de las preguntas sobre cómo será la vida post-Covid-19. Nadie lo sabe seguro, ni cuánto de ello será pasajero o cuánto modificará para siempre la manera en que las organizamos y nos organizamos en ellas. Tampoco está muy claro si habrá una nueva normalidad o si todo seguirá siendo igual de anormal que antes, y tal solo será un añadido superficial, una capa adicional, a la complejidad en la que vivimos. Sea como fuere, partimos de premisas que son contundentes. Este es un mundo cada vez más urbano, donde la demografía hoy y mañana más se basa en concentraciones de personas y de actividades en núcleos urbanos, suburbanos y/o metropolitanos. Dichos entornos importan aún más en mundo que ha re-descubierto una nueva fragilidad, su exposición a las pandemias. Vivimos un mundo urbano pero, aunque no éramos suficientemente conscientes (a pesar de la gripe aviar, SARS, MERS, H1M1,…), también vivimos en una era pandémica.

Map of cholera cases in London, 1854, created by Dr John Snow, which linked the outbreak to the Broad Street Pump water supply. John Snow/Wikimedia CommonsCC BY-NC-ND

Los virus encuentran en las ciudades el ambiente perfecto para expandirse, no tanto por la densidad, sino por los flujos. Este punto es interesante como punto de partida para pensar las ciudades del futuro cercano, porque una de las primeras intuiciones fue pensar en las ciudades densas como las más expuestas y las más problemáticas. Concluir esto tiene evidentes consecuencias prácticas: necesitaríamos ciudades menos densas, los entornos rurales estarían mejor preparados, los desarrollos unifamiliares y suburbanos serían los modelos ideales y más seguros, etc. Suena a una tentación anti-urbana. Ejemplos como Wuhan (que no es de las ciudades más densas de China y está lejos de los principales puestos de densidad a nivel mundial, y muy lejos de todas las grandes capitales europeas) o de Nueva York, que han sido grandes focos de contagios, parecerían apuntar en esa dirección.

Sin embargo, esta es una conclusión precipitada. Puede que sea un reflejo del higienismo pasado, pero tiene poco que ver con el mundo actual y los sistemas de ciudades a nivel mundial, nacional, regional, funcional,…En la era de la conectividad, también la conectividad física, a efectos de preparación para nuevas pandemias la densidad urbana no parece un factor determinante. Al menos si hablamos de densidad y no de otras condiciones como el hacinamiento, los asentamientos informales, etc. Dicho esto, es evidente que las ciudades intensifican el alcance y la velocidad de expansión de brotes de enfermedades infecciosas, pero sobre todo por la intensidad de los contactos y relaciones que se producen en ellas y por ellas.

Las ciudades, también como grandes concentradores y acumuladores, son parte de la solución o, dicho de otra manera, deberán estar en la primera línea de respuesta. Ya lo están a día de hoy y tendrán que estar mejor preparadas para nuevos episodios. Podemos esperar, al menos, una serie de tendencias que parecen claras:
  • El diseño urbano y arquitectónico deberá atender a nuevas prioridades de salud, desde las dimensiones de las viviendas hasta su equipamiento (balcones, por ejemplo) hasta la expansión de los espacios públicos abiertos, zonas verdes, jardines terapéuticos,…. Habrá que pensar de otra manera equipamientos como ascensores, escaleras comunitarias, espacios exteriores comunitarios. Se abre un margen más para la experimentación; la respuesta al Covid-19 en muchos casos ha sido improvisada y ha requerido de muchas dosis de creatividad, imaginación, pensamiento lateral,… como quieras llamarlo.
  • La experiencia vital del confinamiento nos ha dado una perspectiva magnífica sobre el desequilibrio en la distribución del espacio urbano. A pesar de no hacer prácticamente coches, el espacio para pasear no se ha reorganizado ni adaptado de manera estratégica, para recuperar el territorio vial entre los bordillos para darle prioridad a la movilidad no motorizada, aunque sea para facilitar el distanciamiento entre las personas. En algunas ciudades, desde Calgary a Colonia, pero también más cercanas, han sabido verlo con antelación, y han abierto sus calles completas a peatones y ciclistas. Otras ciudades están evaluando y organizando (Valencia, Madrid, Barcelona,...) cómo afrontar el exceso de capacidad viaria para reorganizar calles, trazados y rutas post-confinamiento. De cualquier forma, la distribución desigual del espacio urbano es ya una urgencia a resolver porque hemos descubierto otra ciudad y ni debería haber marcha atrás. 
  • El transporte público está ante una situación compleja. Si la norma, más allá de los periodos más estrictos, va a ser el distanciamiento social, y evitar aglomeraciones, las miradas están puestas en sistemas de metro, buses, tranvías,…. Más allá de la sospecha evidente de que la movilidad masiva es un vector de contagio, algunos estudios ya están analizando la extensión de la pandemia en ciudades como Nueva York a través de su sistema de metro. Esto tiene implicaciones muy variadas para agencias y autoridades de transporte, hasta el punto de poner en riesgo el modelo de transporte público sostenible: si serán atractivas nuevas licitaciones de concesiones de servicio ante nuevas condiciones de menos ocupación, si tendrán que revertirse muchos servicios privatizados, si será una cuestión sólo de aumentar frecuencias o habrá que reorganizar a otros niveles la demanda en hora punta, si los usuarios nos alejaremos del transporte público por miedo al contagio,… Por descontado, la operativa de los sistemas tendrá que adaptarse a una realidad que exigirá despliegues de mecanismos y dispositivos contactless y seamless del usuario desde la entrada a la salida y de manera permanente (máquinas expendedoras, equipos de validación, apertura de puertas, andenes, agarraderas,…). 
  • Si esta situación es un reto para el transporte colectivo, ahora llega la oportunidad para la movilidad peatonal y ciclista. Es ahora o nunca. Apenas estábamos empezando a generalizar por fin sus beneficios, y llega el momento de comprender por la experiencia subjetiva que necesitamos del espacio sobre-representado para el coche para movernos mejor en la ciudad. Toca abrir las calles, y con mayor urgencia en determinados barrios con un urbanismo más asfixiante en cuanto a aceras (¿cuatro metros mínimo?) o dominio del coche.
  • El coronavirus es un laboratorio de un desarrollo más sostenible. Su impacto es tan profundo que es lo más cerca que se puede estar de comprender y vivir muchos de los problemas de sostenibilidad que afectan al globo. Si esperamos que de todo este desastre salga algo nuevo, esto debería pasar por darle un carácter de crisis existencial y civilizatoria a problemas como el cambio climático o la degradación ambiental. Durante unas semanas, el mundo ha ensayado un mundo post-carbono, un mundo no dependiente del coche, un mundo que sólo consume lo necesario , un mundo que sólo produce lo esencial, un mundo contenido y auto-limitado, un mundo que comprende qué es socialmente relevante y productivo,….Lo hemos hecho forzados y precipitadamente, tanto que quizá no sepamos hacer la lectura adecuada de lo que ha pasado y podemos consolidar para el futuro como nuevas formas de vivir y organizarnos que deberían favorecerse en las ciudades. 
  • El proceso de urbanización del Sur Global es un proceso global que afecta, aunque sea indirectamente, a quienes no viven allí. Si ya era una prioridad lograr que esta dinámica cumpliera mejores condiciones en los asentamientos urbanos informales (acceso a agua potable, disponibilidad de servicios de tratamiento de agua y residuos,…) el grado de exposición de muchas ciudades en expansión será un reto aún más urgente. 
  • La estrategias de preparación y resiliencia serán mucho más comprensible ahora para la población, para los agentes sociales y para los gestores y decisores públicos. Puede ser que en buena medida estas estrategias y planes fueran una actuación circunstancial o periférica. Ahora será una necesidad, porque la falta de preparación a todos los niveles en la mayoría de los países que no habían sufrido otras epidemias recientes (al contrario que países como Corea del Sur, Singapur, China o Taiwan) explica gran parte de la respuesta tardía, desorganizada y desorientada que se ha dado. Es presumible que los planes de resiliencia local ya existentes tengan que adaptarse a la evidencia y considerar aún mejor los niveles de preparación, alerta temprana y capacidad de respuesta en cuestiones sanitarias y de salud pública
  • Las infraestructuras sanitarias importan; por supuesto, la disponibilidad de plazas UCI o otros equipamientos hospitalarios ha sido el factor limitante que ha explicado “que esto no es una gripe” y el consiguiente confinamiento en el que vivimos (con la espada de Damocles de intuir que vendrán nuevas fases de aislamiento social). Estos servicios no dependen de las ciudades (suelen ser de inversión regional o nacional) pero sí estarán instalados en las ciudades, y estas han de pensar cómo los organizan, les dan servicio, facilitan expansiones o flexibilidades para acoger dispositivos temporales (por ejemplo, espacios para realización de tests fuera de las urgencias). Esto mismo vale para las redes de equipamientos de atención primaria, igual de relevantes para un sistema sanitario fuerte y, por tanto, mejor preparado para nuevos brotes. 
  • La digitalización de los servicios públicos locales, y del resto de dispositivos, equipamientos, espacios,….con los que interactuamos en nuestra cotidianeidad también se abrirá un camino más acelerado. Automatización de procesos y análisis de datos serán herramientas que los decisores públicos demandarán para poder gestionar mejor, se reorganizarán y rediseñarán servicios para hacerlos digitales y permitir más y mejores procedimientos en línea. Al mismo tiempo, las autoridades locales, por ser las más cercanas al ciudadano, tendrán que jugar un papel relevante, aunque complicado, en ser una marca de garantía de los derechos digitales de las personas respecto a los datos personales, en los servicios urbanos. 
  • Una dinámica más global, pero que puede tener plasmaciones a nivel local es el de la auto-suficiencia local. Las dudas sobre el futuro de la globalización industrial, del mercado alimentario o la centralización de la producción energética,…implican procesos de fondo que pueden tener sus manifestaciones en forma de una mayor suficiencia y garantía alimentarias, la aceleración de la generación energética distribuida, las políticas de cercanía (Melbourne, París) o la reindustrialización productiva de los entornos urbanos. 
Photograph: Alberto Pizzoli/AFP via Getty Images

En cualquier caso, la situación que ha tocado vivir obliga a repensar la manera de organizar nuestras sociedades, servicios públicos, el trabajo, la sanidad pública,…por lo requiere también repensar las ciudades en las que viviremos y en las que afrontaremos próximas crisis sanitarias. No sabemos si llegará esa transformación, si será duradera o si será a mejor. No será fácil tampoco, y son muchas las lecturas que podemos hacer de todas estas semana. Si esto lo tomamos como oportunidad para reordenar prioridades y principios sobre los que se organiza la vida en comunidad, será un buen principio.

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No es fácil escribir sobre esta cuestión pero me he propuesto ordenar al menos algunas lecturas que voy sistematizando. Son apuntes dispersos y poco sistemáticos, como casi todo en este blog desde hace 12 años, pero al menos servirán para detectar algunos temas que creo serán relevantes en los próximos meses o años. 

Posts previos:

lunes, 27 de abril de 2020

Coronavirus: algunos repositorios de iniciativas locales

Estamos haciendo ciencia a marchas forzadas, pero también se están reinventado formas de hacer en tiempo real. Están sucediendo tantas iniciativas, proyectos novedosos, enfoques alternativos, recursos, ideas,...que es difícil seguir la pista. A pesar de todo, ya están en marcha diferentes bases de proyectos y recopilatorios que están sistematizando de alguna manera todo esto. Estoy trabajando con algunos y seguro que hay muchos más, pero aquí van algunos:

FRENA LA CURVA
Frena la Curva (FLC) es una plataforma ciudadana donde voluntarios, emprendedores, activistas, organizaciones sociales, makers y laboratorios de innovación pública y abierta, cooperan para canalizar y organizar la energía social y la resiliencia cívica frente a la pandemia del Covid-19 (coronavirus) dando una respuesta desde la sociedad civil complementaria a la del gobierno y los servicios públicos esenciales.


SOLIVID
SOLIVID es un proyecto colectivo para la construcción de un mapa colaborativo y de un banco de recursos on-line sobre las iniciativas solidarias frente a la crisis del COVID-19.

COVID-19: LOCAL ACTION TRACKER (USA)
Our goal is to ensure mayors, city leaders, and other local decision makers have the information they need to lead their communities through this crisis. We aim to highlight and uplift the efforts of local leaders. In the coming weeks, we will be developing a more robust mechanism for local government leaders to share actions enacted in their own communities.

CITIES FOR GLOBAL HEALTH
Cities for Global Health, a collaborative online platform that offers access to knowledge, strategies and actionable plans implemented by local and regional governments around the globe. A virtual space to showcase what cities are doing and be inspired by others regarding specific initiatives or plans to the COVID-19 outbreak other health emergencies. Cities for Global Health is co-led by Metropolis and AL-LAs, and is part of the "Live Learning Experience: beyond the immediate response to the outbreak", developed by UCLG and supported by UN-Habitat and Metropolis.

DATA4COVID LIVING REPOSITORY
New York University research centre The GovLab has compiled a comprehensive global library of apps and initiatives used by city and national governments in fighting the coronavirus (COVID-19) pandemic. The repository, which launched last month, is part of a call for action from the research group to build a responsible infrastructure for a data-driven pandemic response. Organisations are encouraged to add new initiatives to the open document, which currently has over 130 submissions from across the globe.

COVID-19: TRANSPORTATION RESPONSE CENTER (USA)
The Transportation Response Center will serve as a library of “actionable, adaptable practices” to protect residents from COVID-19, and includes initiatives already used by cities, including: converting parking spaces into pick-up zones for food from restaurants; allowing rear-door bus boarding or waiving transit fares; and opening certain roads exclusively for pedestrians and cyclists.

COVID TRACKER APPS
In order to slow down the COVID19 pandemic, governments all over the world are creating mobile apps to track its citizens. This page lists all these apps.

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No es fácil escribir sobre esta cuestión pero me he propuesto ordenar al menos algunas lecturas que voy sistematizando. Son apuntes dispersos y poco sistemáticos, como casi todo en este blog desde hace 12 años, pero al menos servirán para detectar algunos temas que creo serán relevantes en los próximos meses o años. 

Posts previos:

martes, 29 de enero de 2019

Darle la vuelta al relato. Contra el coche II

Aquí está el segundo capítulo de la serie Contra el coche, en esta ocasión, centrado en los imaginarios y relatos que han facilitado la colonización del espacio urbano por parte del vehículo privado. De nuevo, una divertida selección de imágenes, escenas y episodios.

Darle la vuelta al relato. Contra el coche II

Sinopsis: El economista E. J. Mishan (The Costs of Economic Growth, 1967), basándose en la mortandad indiscriminada impuesta por el automóvil y en sus otros innumerables costes sociales, llegó a la conclusión de que "la invención del automóvil particular es uno de los grandes desastres que han acontecido a la raza humana".

Segunda entrega de ¿Te gusta respirar? Contra el coche, centrada en el poder y en las estrategias de la publicidad para vender el auto a las masas. Los autos eléctricos... ¿serían la solución a reto medioambiental y a los problemas de movilidad dentro y fuera de las ciudades? De nuevo aparecen Olga Margalef, Manu Fernández, Carolyn Daher y Pedro Bravo, especialistas en movilidad y salud ambiental a quienes agradecemos su amable colaboración.

Episodio 1. ¿Te gusta respirar?


martes, 18 de diciembre de 2018

Te gusta respirar?, en Soy cámara (CCCB)

Con guión de David Bravo, Andrés Hispano, Félix Pérez-Hita, el canal de vídeo ensayo Soy Cámara del CCCB ha publicado un material titulado Te gusta respirar? Contra el coche. Se trata de una narrativa audiovisual con varios capítulos (acaba de salir el primero) alrededor de una serie de preguntas: ¿Es el coche eléctrico la solución? ¿Cómo serían las ciudades sin coches o con muy pocos? ¿Por qué no se ha abierto antes este debate? ¿Qué intereses hay detrás de la imposición irracional del automóvil? ¿Cómo se nos ha vendido u obligado a comprarlo?

Es una "segunda vida" de aquel Adiós al coche, y de nuevo tengo la posibilidad de participar junto a Olga Margalef, Carolyn Daher y Pedro Bravo. Más allá de lo que decimos unos y otros, creo que se rescatan algunos materiales muy curiosos y con mucha fuerza para plantear los debates en torno al coche.


Iré colgando por aquí el resto de capítulos.

jueves, 7 de junio de 2018

Presentación. Adiós al coche

Dejo aquí la presentación que utilicé el pasado 10 de abril en Barcelona en el ciclo Adéu al cotxe! ¿Cómo liberar Barcelona del vehículo privado? con el título La reconquista de las calles.



Fue un repaso, como siempre, algo desordenado, a una estructura lógica como esta.

  1. La ciudad del siglo XX. Rastros de la decadencia 
  2. Pequeñas renuncias. Qué hemos perdido / Qué podemos recuperar 
  3. Pérdida y degradación del espacio público. ¿Cómo ha sido posible? 
  4. Algunos rastros del cochecentrismo
  5. Haciendo las preguntas corrrectas. La promesa tecno-optimista 
  6. ¿Por dónde empezamos?
  7. Lo que tenemos por ganar

jueves, 22 de febrero de 2018

Adiós al coche. La reconquista de la calle

Adéu al cotxe! ¿Cómo liberar Barcelona del vehículo privado? Así de contundente es la carta de presentación de un ciclo que tendrá lugar desde finales de marzo y hasta finales de abril en Barcelona (Sala Beckett). Comisariado por David Bravo y Andreu Rifé, con la colaboración de Miquel Jordà y Úrsula San Cristóbal, parte del siguiente planteamiento:

El automóvil es un vehículo urbicida. Hay que preparar las ciudades para que vuelvan a funcionar sin un medio de transporte que, muy probablemente, acabará cayendo por su propio peso. Tal vez descubrimos que, lejos de ser una renuncia, vivir sin coches es más justo, más sostenible, más barato e incluso, más agradable. Pero hay que trabajar duro para que esta transición se produzca de manera equilibrada. ¿Cuáles son los próximos pasos?

Con el ciclo «Adéu al cotxe!», La Sala Beckett quiere promover la reflexión y el debate sobre la necesidad y la posibilidad de liberar la ciudad del vehículo privado. Espectáculos, lecturas dramatizadas, piezas audiovisuales, reflexiones plásticas y charlas conjugarán el conocimiento técnico con la cultura crítica y transformadora para estimular la conciencia ciudadana.


Más allá de estas palabras, se trata de una propuesta urgente y, sobre todo, original. Tengo la suerte de poder formar parte, gracias a la invitación de David Bravo a compartir algunas reflexiones personales en una de las sesiones. Digo suerte porque hacía tiempo que no tenía la oportunidad de volver a ordenar ideas en torno a la movilidad, los espacios públicos, etc., y además en un contexto menos rígido que el habitual. Esto último tiene que ver con el formato de las propias sesiones, que incluyen desde la exhibición de obras gráficas, creaciones y piezas sonoras hasta la lectura de textos teatrales vinculados a las diferentes temáticas que se cubrirán durante el ciclo. De hecho, una de las sesiones será en sí misma una proyección audiovisual (comentada por Andrés Hispano y Félix Pérez-Hita), el mejor formato posible para abordar cómo se ha socializado la cultura del automóvil a través de los mecanismos de creación de imaginarios (cine, televisión, publicidad, etc.). Por si esto fuera poco, está una convocatoria de textos teatrales breves, que alimentarán el inicio de cada sesión. 

Este es el plan:
Por la parte que me toca, La reconquista de la calle, este será el punto de partida:

Durante el siglo XX, la masificación del automóvil colapsó las ciudades heredadas del pasado. No obstante, el siglo XXI se ha levantado con el ansia de reconquistar el espacio público de los centros urbanos. Aún así, muchas intervenciones de mejora urbana continúan invirtiendo esfuerzos faraónicos en ocultar coches ─aparcamientos, túneles, vías rápidas─, como si se tratara de barrer la suciedad bajo una alfombra verde. En efecto, el vehículo privado sigue estando altamente subvencionado. La única reconquista honesta de las calles pasa por reducir los recursos públicos que le destinamos. Ganarle espacio en favor del transporte colectivo de superficie, de los carriles ciclables o de los corredores peatonales. Esta no es sólo la manera más efectiva de reducir la contaminación; es también la forma más democrática de combatir la injusticia espacial, el cambio climático, el derroche energético o la acumulación de oportunidades en pocas manos.

Quiero preparar esta aportación con mimo. Es un contenedor quizá demasiado amplio, así que es importante acertar con los conceptos y temas más prioritarios y, al mismo tiempo, no solaparse con las demás intervenciones previstas. También, por el formato más flexible, es una oportunidad para hacer planteamientos más arriesgados y provocadores. Hasta el 10 de abril tengo tiempo para ir trabajándola, pero ya lo estoy disfrutando construyendo una revisión visual de la ciudad del siglo XX, revisando los círculos viciosos de la movilidad y sus infraestructuras, rescatando grandes éxitos del cuñadismo cochecéntrico, catalogando las promesas del solucionismo tecnológico,...

viernes, 7 de julio de 2017

Solucionismo: reinventando el transporte público

El solucionismo tiene estas cosas, que nos presenta como novedades lo que ya está inventado pero no es suficientemente cool, que nos propone soluciones definitivas -tecnología mediante- a problemas que son irresolubles, al menos a través de determinaciones únicas, infalibles y mágicamente sencillas. Se alimenta de la ideología californiana, del optimismo irredento que desprende el silicio, de la petulancia ambiciosa de quien va en zapatillas arreglando el mundo.
Y así se adornan novedosos sistemas para dotarnos de modos de transporte colectivo, con diferentes paradas a través de unas rutas establecidas que aspiran a ser capilares a través de la multi-modalidad. Lo llamaremos Lyft Shuttle porque queda mucho mejor que autobuses públicos y porque, en realidad, lo que queremos es privatizar vía trampa colaborativa un servicio urbano esencial como el transporte público. Y así, de paso, generaremos sesgos, barreras y regulaciones privadas, para hacerlo más usable, más user-friendly. Porque el pesimismo sobre la ciudad nos dice que los sistemas públicos actuales son ineficientes, demasiado rígidos y disponibles para todo el mundo, y eso no puede ser.


También podemos acabar con el tráfico, el endemoniado tráfico, de una vez y para siempre, con una respuesta única. ¿Y si escondemos debajo de la tierra todo el tráfico? Magia: ojos que no ven, corazón que no siente. Es "sólo" cuestión de construir miles de kilómetros de túneles debajo de la superficie. ¡Cómo no se nos había ocurrido antes! Esto, espera, espera, ¿no se parece eso demasiado a un metro? Ya están los aguafiestas. Esto es diferente, serán vehículos autónomos y todo eso y así cada uno irá en su propio vehículo, nada de metros ni sistemas colectivos, ni públicos.

Nota: sí, hacía muuucho tiempo que no dejaba rastro en el blog, pero ppr aquí sigo :-)

lunes, 7 de noviembre de 2016

Imaginábamos coches voladores y nos dieron Uber

Llevo recopiladas decenas de artículos los tres últimos años sobre dos cosas a las que aún no consigo dar una formulación coherente: Uber y todas sus derivadas + el coche autónomo.  Si tuviera más tiempo y algo más de calma me propondría analizar con más profundidad esto que nos ofrecen como innovaciones disruptivas de la movilidad urbana. A falta de tiempo, empezaré estas semanas por unos retazos.

1. Jon Orcutt hizo en su momento una adaptación de una imagen icónica de la movilidad sostenible y la adaptó a la actualidad. Como siempre, desde el tecno-optimismo se podrá decir que esta imagen, como reducción, es cínica pero, si en algo acierta, es en situar el objetivo, no vaya a ser que nos perdamos con las prisas y la fascinación. No está claro cómo los diferentes sistemas para compartir coche y las diferentes opciones de vehículos autónomos transformarán las ciudades y la vida cotidiana. Hay debate, opciones e interrogantes, pero es cierto que han sido empresas como Uber o Tesla las que, sin previo aviso y sin que formaran parte del paisaje de planes de movilidad, estrategias de ciudad inteligente, etc., han transformado el espacio de lo posible/imaginable. Lo interesante, la profundo, es cómo cambian el marco (por ejemplo, los temas laborales en el caso de Uber, los temas de espacio urbano o los relacionados con la inteligencia artificial en el caso del coche autónomo).



2. No sé si a estas alturas queríamos, pero durante décadas los coches voladores eran la referencia simbólica del futuro. La cosa tuvo su momento y había desaparecido del paisaje. Al fin y al cabo, más o menos habíamos acabado convenidos de la necesidad de dar prioridad a los modos colectivos de movilidad y el transporte público. Tranquilidad, en Uber ya están estudiando la viabilidad de los coches voladores (On-Demand Urban Air Transportation mola más). No sé hasta qué punto la cosa va en serio o es sólo una de las mil pajas mentales que hay que hacerse para una triunfe. O las necesarias maniobras de distracción que hay que montar. O juegos florales, no sé.


3. Una imagen distópica: Uber troleando con drones publicitarios a los conductores atascados en el tráfico. Suena ingenioso, pero empieza a tener la pinta del futuro próximo que (no) estábamos imaginando.

Uber’s Ad-Toting Drones Are Heckling Drivers Stuck in Traffic

miércoles, 2 de marzo de 2016

Ciudades sin coches, ciudades sin peatones

"Si diseñas para coches y tráfico, tendrás coches y tráfico. Si diseñas para personas y espacios públicos, tendrás personas y espacios públicos”. Fred Kent (Project for Public Spaces)


Tomemos los 4 km/h como referencia. Podría ser alguno más o menos pero, en cualquier caso, es la velocidad a la que solemos andar. Un poco menos si vas cargado, si arrastras algún carrito, si te mueves en silla, si paseas por pasar el rato,.. Un poco más si tienes prisa, si vas corriendo,... En cambio, las calles están llenas de señales de 50 km/h o, en el mejor de los casos, de 30 km/h. Señales por todos lados, regulando la forma en la que podemos movernos, dirigidas a los coches principalmente. Estas referencias nos marcan dos formas completamente diferentes de vivir la ciudad.

Las calles, las ciudades, son como son no por intervención divida, ni por unas leyes inmutables y omnipotentes. La distribución del espacio en la ciudad no es una cuestión de azar, sino resultado de la superposición de decisiones y relaciones de poder que, en último término, reflejan nuestra concepción como sociedad sobre la equidad en el acceso al espacio urbano. Es la arrogancia del espacio, en palabras de Mikael Colville-Andersen.
Fuente: The Arrogance of Space - Paris, Calgary, Tokyo 
Nos hemos acostumbrado a esta distribución tan desequilibrada en la que la preferencia del vehículo motorizado ha sido una constante y, sin embargo, necesitamos una nueva mirada para descubrir y recuperar el espacio urbano. También nos hemos acostumbrado (¿nos estamos quitando ya?) a admitir la preferencia de esas máquinas de matar a cuatro ruedas. Quién sabe si es necesaria una guerra contra el coche o el fin de una historia de amor con el coche que ha durado demasiado tiempo desde que los coches empezaron a echarnos de las calles inadvertidamente. De hecho, nos hemos acostumbrado a usar la palabra peatón como resto de "quien no se mueve en coche". Todos somos peatones y por eso la ciudad sin coches no será para los peatones, será para las personas. Sirva, por ejemplo, esta magnífica ilustración para entenderlo:

Fuente: To a pedestrian, a road's a tiny space with danger just beside 
Andar, pedalear, patinar, moverse de cualquier forma diferente al vehículo motorizado o, simplemente estar, son formas de vivir la ciudad que difieren completamente de la sensación de moverse en un coche. Sin embargo, las ciudades se han conformado en las últimas décadas bajo la priorización del tráfico y sólo en los últimos años nos hemos puestos a desandar el camino. Con gran esfuerzo, creatividad e innovación en forma de movilizaciones, estudios, leyes, tecnologías,... Las ciudades, ese lugar de encuentro, contacto y experimentación, parecen querer ser más modernas a base de ofrecer la máxima eficiencia a la hora de desplazarnos de A a B de la manera más rápida posible, subidos en cualquier artefacto que ofrezca rapidez (aunque la idea de rapidez tiene muchos matices). En tiempos de grandes promesas tecnológicas que apelan a hacer más eficiente, racional y óptimo nuestro tiempo dedicado a las diferentes actividades (desplazarse al trabajo, comprar, buscar aparcamiento, etc.), debemos reivindicar la ciudad como espacio plural, anónimo y, sobre todo, imprevisible. Al fin y al cabo, no hacemos ciudades para construir edificios ni ser eficientes, sino para juntarnos con otros para crear bienestar, cultura, disfrute, etc.

Por eso las ciudades son el refugio de la lentitud, de los comportamientos teóricamente ineficientes y poco prácticos. El pragmatismo frente a la belleza sensorial de la ciudad. Por eso también, la vuelta en los últimos tiempos a un situacionismo actualizado en forma de fascinación por el descubrimiento, la serendipia o la lentitud como forma de andar la ciudad y andar como práctica estética.
Y es que, a pesar de ser un comportamiento aparentemente azaroso, hasta andar tiene su ciencia o, mejor, hasta el comportamiento más cotidiano tiene una explicación: ¿por qué nos sentamos donde nos sentamos?, ¿por qué hay aceras más transitadas que otras?, ¿por qué los/as niños/as corren?, ¿cuál es la distancia “cómoda” de cercanía a otro peatón?, ¿qué tipo de calles nos dan más sensación de seguridad?, etc.

Los estudios de tráfico, y toda una institución como los ingenieros de transporte, han vivido en un pedestal todas estas décadas, pero en sus cálculos nunca ha entrado quien no se mueve con las manos al volante o, al menos, gracias a un motor. Por eso siempre han contado los flujos de vehículos para sus cálculos de los anchos viarios (siempre crecientes) para justificar nuevos carriles, nuevas carreteras, nuevas autopistas.  De mientras, no se detenían a contar a los paseantes, olvidando que siempre han sido mayoría, o al menos hasta que no han sido arrinconados como en muchas ciudades de Estados Unidos donde andar puede ser una experiencia desoladora y un comportamiento casi sospechoso. Por eso también hasta hace poco ha tenido que ser de una manera rudimentaria, casi antropológica, como hemos aprendido a medir y comprender a quienes andan en la ciudad, a quienes se sientan en ella, quienes la pasean, la patinan, la pedalean, la deslizan, etc.
Fuente
Sólo desde el detalle del cuidado a las personas que se mueven en la ciudad, de la observación a pie de calle de las microscópicas dinámicas –el baile de las aceras,de Jane Jacobs) podemos descubrir, recuperar y reaprender el significado de la vida pública en la ciudad. Sin embargo, montados en nuestros coches, perdemos la sensualidad de los cruces de mirada, el choque fortuito con extraños al torcer una esquina, los detalles de las personas que esperan en un semáforo, los olores y sonidos de las calles, el encuentro casual con una amiga, el cruzar la acera para no coincidir con ese conocido del que no recordamos su nombre o a quien queremos evitar o una cara que nos resulta conocida. Como señala Jan Gehl en su maravilloso “La humanización del espacio urbano”, “(…) la ciudad del automóvil y la ciudad del peatón tienen dimensiones y tamaños totalmente distintos”. La ciudad del automóvil necesita grandes edificios, grandes señales para hacerse notar. La ciudad del peatón, gracias a que a 4 km/h nuestra capacidad sensitiva es más amplia, es la ciudad del detalle y de la escala humana.
Via Bruce Sterling
Estamos aprendiendo a mirar la ciudad de otra manera, y desarrollando herramientas (Walkscore, Walkonomics, o incluso esta ingeniosa iniciativa en Pontevedra para dar a quienes se mueven sin coche el mismo status que tienen otros modos de transporte, etc…) para medir e interpretar la calidad de las calles en función de la experiencia que ofrecen . Estamos aprendiendo a dar a l el nivel de información suficiente para leer la ciudad que caminan (un magnífico ejemplo de rediseño es Legible London, y también WalkNYC) o simplemente aprendiendo de nuevo algo tan sencillo como ofrecer caminos seguros al colegio para los escolares a través de proyectos como Cien Pies o a aprender a andar con una nueva mirada a la ciudad a través de iniciativas como El Paseo de Jane. Estamos aprendiendo, sobre todo, a reclamar este espacio a través de iniciativas de reclamación, de apropiación temporal (ciclovías) o directamente de intervención sobre el espacio físico para mejorar la señalización de las calles, los elementos de seguridad peatonal frente al tráfico, los carriles bici, etc. Es así como podemos convertirnos en agentes activos para el cambio, aprovechando tecnologías accesibles como el caso del proyecto Cazavelocidades, decidido a ofrecer herramientas prácticas y de movilización para hacer mediciones colectivas de la velocidad real del tráfico en nuestras calles.

Fuente: Ayuntamiento de Pontevedra 
Hoy ciudades como Copenhague o Amsterdam son señaladas como ejemplos de un urbanismo a escala humana y otras formas de moverse diferentes al coche. Parecen ejemplos inalcanzables, como si siempre hubieran sido así. Pero hoy son lo que son porque, en su momento, en los ´60 y ´70, cuando otras ciudades patrocinaban y beneficiaban el ascenso final del coche como protagonista de su espacio, ellas prefirieron empezar a equilibrar la distribución modal con una envidiable visión política y una importante conciencia cívica para reprogramar la percepción social sobre la calidad de vida en la ciudad. O quizá de acogernos a la esperanza de que sean otros, los jóvenes, quienes den la espalda al coche.

Dicho todo esto, tenemos que ser inteligentes a la hora de sensibilizar en esta cuestión. En muchas ocasiones, se ha trasladado el mensaje de la lucha contra el automóvil y, sin negarlo, necesitamos enfocar mejor cualquier objetivo de recuperar el espacio público. Pienso, por ejemplo, en cómo se han explicado tradicionalmente los proyectos de peatonalización para sacar los coches del centro de las ciudades. Siempre han contado con la oposición inmediata de los más afectados, posiblemente porque siempre se incide en que la política es echar a los coches, hacerles la vida imposible. En cambio, poco conseguimos explicar de los beneficios, que es lo que realmente se persigue. Se nos olvida explicar que esas medidas implican ganar espacio ciudadano, ganar en más personas paseando y viendo escaparates, ganar en calidad del aire, ganar en espacios de tranquilidad,....y eso es hacer un mundo mejor, una ciudad mejor.

Andar la ciudad es explorarla de otra forma y de la mejor forma posible. Probablemente, las ciudades del futuro, más allá de su equipamiento técnico inteligente, serán aquellas capaces de entender el papel de las personas en la calle como “bioindicadores” de la calidad de vida en la ciudad. 

miércoles, 22 de enero de 2014

Fake London underground signs

This is a funny collection of pictures I bumped into yesterday. It seems the original source is this, posted here, but I am not quite sure, as they have been circulating for a year. As you can see, it is an enjoyable set of interventions on the signage system in London underground with some sharp messages and humorous hacks of maps, wayfinding signs, behaviour warnings,... The one who produced these interventions seems to be unknown (as far as I know), but hopefully someone took the time to take these pictures, which in fact, seem to be part of a guerrilla genre with the underground signs as its main stage. Unexpected and hard to see small changes can happen even when commuting and make you smile for a while.

These are my favourite ones:










The whole compilation here.

martes, 26 de noviembre de 2013

Uso de espacio y modos de transporte

Una nueva variación sobre el mismo tema que ya ha aparecido en el blog en La percepción subjetiva del espacio público. Un ejemplo, Repensando la superficie dedicada al coche o Aparcar en un mundo de petróleo barato. La clásica imagen que compara el espacio ocupado para mover el mismo número de personas según utilicen el vehículo privado o el transporte público. La imagen de abajo la ha publicado la la autoridad regional de transporte de Baden-Wettingen (Suiza).


Visto de otra manera, la infografía de abajo, realizada por el Asian Development Bank, detalla la cantidad de personas que puede mover en una hora un carril de 3,5 metros de ancho en un viario urbano, señalando el nivel de eficiencia en el uso del espacio de diferentes modos de transporte.



jueves, 2 de mayo de 2013

Urbanismo, movilidad y accesibilidad

Esta semana se han celebrado en Granada las jornadas El futuro de la ciudad: accesibilidad y movilidad, organizadas por la FEMP y el Ayuntamiento de Granada (junto con un gran trabajo organizativo de La Ciudad Accesible). Como comenté, he tenido la oportunidad de participar con una contribución introductoria sobre las relaciones entre el urbanismo y la movilidad, en el marco de diferentes sesiones centradas en analizar aspectos sobre las condiciones de igualdad en el acceso y disfrute a de la ciudad, el papel de los diferentes modos de movilidad o la tecnología.
Dejo aquí el documento que utilicé, que quería servir como introducción de conceptos e ideas que se abordarían de forma específica en las diferentes sesiones. Partiendo de una serie de reflexiones en torno a la sostenibilidad y la necesidad de respuestas integrales respecto a la movilidad y la accesibilidad en las ciudades, así como el papel del urbanismo y la concepción física de la ciudad como un factor determinante de las dinámicas sociales y las necesidades de movilidad. En concreto, trataba de abordar tres grandes bloques de ideas
  • Una reflexión inicial sobre lo que podríamos llamar "pequeñas renuncias" individuales, sociales, de diseño y de planificación que son las que han modelado la concepción sobre el urbanismo, sobre el sistema de movilidad y accesibilidad y sobre el equilibrio modal y el acceso en condiciones de igualdad de las personas.
  • Unas ideas sobre de qué forma el modo de hacer urbanismo puede facilitar reconducir el sistema hacia un modelo más equilibrado y de equidad en el acceso y el disfrute de la ciudad.
  • Algunos ejemplos sobre herramientas de diseño, de análisis, de información y de organización espacial para hacerlo posible.




miércoles, 27 de marzo de 2013

Repensando la superficie dedicada al coche

Es una de las imágenes más clásicas sobre movilidad urbana y transporte público y, de hecho, nunca he sabido muy bien cuándo fue la primera vez que se utilizó el recurso de comparar el espacio que ocupa un número determinado de personas en función del modo de transporte que utilizan. El primer poster, y quizá la imagen más icónica, parece que fue una iniciativa de concienciación de la pionera ciudad de Münster que difundió esta imagen tan reconocible:

De hecho, esta otra versión que compartió Taras Grescoe en Twitter es de 1969 y fue difundida por la autoridad de transporte de Londres, así que tengo mis dudas pero, en cualquier caso, son dos variaciones sobre el mismo tema:


Desde entonces, la escena se ha repetido en multitud de versiones y ciudades y esta de aquí es la última que he encontrado (sí, la invasión de las imágenes animadas):



Como va de imágenes, y relacionada con la anterior, esta figura también la he guardado bajo la categoría de movilidada urbana, porque sintetiza bien el círculo vicioso de la cultura del automóvil privado y su relación con la ordenación territorial:

La última de las imágenes corresponde al proyecto ganador del  Audi Urban Future Award, en el que el proyecto de Höweler and Yoon imaginaba un escenario alternativo al espacio dedicado a la circulación en Manhattan. Sobre todo, me interesa por la cifra que ofrece sobre la superficie viaria, nada menos que cuatro veces Central Park. Este es un dato, de hecho, que siempre me cuesta encontrar -lo mismo pasa con la superficie dedicada a aparcamiento- y no he encontrado estadísticas muy fiables pero es, sin duda, significativo.


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