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miércoles, 9 de septiembre de 2009

Libro. ¿Alguien dijo participar? Un atlas de prácticas espaciales

Hubo un tiempo -cada vez más lejano, es lo que ha tenido siempre el tiempo- en el que estaba cerca del mundo editorial, del de trinchera, del de penurias y balances descuadrados, de la edición de libros imposibles, de público reducido o inexistente. Pero ahí entendí que los libros, los de papel, se escriben, se corrigen, se revisan, se editan, se traducen, se maquetan, se imprimen, se distribuyen, se almacenan, se venden,....casi con la misma ilusión con la que se leen. Por eso quiero reconocer el esfuerzo de dpr-barcelona por publicar un libro con un título como ¿Alguien dijo participar?

Así presentaban Ethel y César el origen de este proyecto editorial en el que han estado implicados los últimos meses:
Cuando cayó en nuestras manos el Did Someone Say Participate?, de inmediato nos surgió la inquietud de extender su novedosa cartografía a los países de habla hispana, en la mayoría de los cuales la realidad cotidiana prácticamente “obliga” a las personas a buscar soluciones espaciales en casi todos los ámbitos de su vida. Sucede entonces que la profesión del arquitecto se vuelve cada vez más difusa, e incluso anecdótica, entre las diversas iniciativas socio-políticas de apropiación y uso del espacio público. Compartimos con Markus y Shumon la visión de la arquitectura como algo que necesita trascender el hecho constructivo, apartar (por un momento) la vista del star-system y fijarla en la realidad espacial que nos rodea. Y bajo una óptica multidisciplinaria ayudarnos a entender y facilitar los cambios que se están generando en nuestro entorno.
Ampliamos así la geografía de un libro visionario. Nos gusta su enfoque positivo, muy oportuno en los tiempos que corren; ya que en lugar de ser una publicación más acerca del estado de la arquitectura contemporánea como una crisis de estilo o forma, este libro intenta, en palabras de sus editores, “desarticular la idea de “el Arquitecto” como el único encargado del espacio”.
El trabajo de Markus Miessen y Shumon Basar, que para este libro se dedicaron a rastrear proyectos en los que se rompieran los límites profesionales y en los que la arquitectura constantemente tropieza con implicaciones políticas y sociales, es notable. Como ávidos cartógrafos se dedicaron mapear las conexiones que pueden llegar a existir entre arquitectura, espacio y sociedad.
El libro contiene diferentes experiencias de intervención espacial, desde diferentes perspectivas y disciplinas. Según de qué pie cojees te interesarán unas u otras. Quienes investigan en los mundos del nuevo papel del profesional y del artesano posmoderno encontrarán un capítulo dedicado al rol de los profesionales en la construcción de la ciudad frente a la figura emergente del profesional amateur. Quienes tengan interés por los procesos de regeneración urbana, encontrarán un capítulo dedicado a la experiencia de Thurrock en el Thames Gateway, como ejemplo que intenta superar el modelo Bilbao, tan seguido en la última década y que no ha visto sustituto aún. También los interesados en la geopolítica global y en los conflictos armados locales encontrarán un capítulo dedicado a la revisión del impacto espacial de estos conflictos. Y así con otras temáticas

Para su lanzamiento se han decidido también a hacerlo de una forma original. Caracas, Tijuana, Santiago de Chile, Sevilla y Nueva York serán los escenarios simultáneos de su presentación hoy 11 de septiembre. Claro que, algunos, hemos tenido el privilegio de recibir un ejemplar del libro, en un rápido café en la Rambla entre reunión y reunión.

Foto vía el blog de dpr_editorial.

viernes, 7 de agosto de 2009

Libro. The Chinese dream

China es un gran misterio para mí. Un gigante oculto para la historia occidental, pero el gigante que está escribiendo la historia mundial. Hace falta ver lo que allí está pasando, pero comos iempre, leer sirve de consuelo, al menos si es para leer libros como The Chinese Dream - A society under construction, de Dynamic City Foundation, Neville Mars and Adrian Hornsby.

El libro, publicado por 010 publishers, tiene una estructura difícil y un diseño complejo; es lo que lo hace atractivo y, al mismo tiempo, complica la lectura. Porque no es un libro para leer desde el principio hasta el final, sino un catálogo con el que construir tu propia lectura para saber algo más sobre la profundidad de los cambios en China. Una reflexión desde diferentes puntos de vista sobre lo que en sí mismo es todo un experimento social a gran escala: la construcción de una nueva sociedad en una mezcla extraña de falta de libertades civiles y políticas en medio de un sistema económico cada vez más liberalizado.

El explosivo proceso de urbanización que está viviendo el país hace que las categorías básicas urbano-rural no sirvan porque los asentamientos humanos toman formas muy variadas y no siempre coinciden con el patrón exacto de ciudad tal como la conoces (si es que existe un patrón aceptado). China concentra la mayor parte de su población urbana en la mitad oeste; es como si el país se hubiera partido por la mitad o, directamente, fueran dos países diferentes. Más concretamente, el espacio urbano, las grandes ciudades chinas, se concentran geográficamente en un tercio de la superficie del país. Estas dimensiones ponen en cuestión y hacen aflorar enormes contradicciones de un modelo acelerado de desarrollo:

La incontenible sed energética de un país que hace una década aún circulaba básicamente en bicicleta y que en 2020 será netamente un país de vehículos privados motorizados.

La esquizofrénica aspiración de construir ciudades con el apellido de “sostenibles”.
La desfasada escala entre congestión, densidad constructiva y consumo de territorio.

La transformación brutal de una sociedad industrial a una sociedad de consumo, justo lo que Mao trató de evitar con su idea de industrialización del país y sus ciudades.

La llegada del mito de las “ciudades creativas” a China y cómo se confronta esto con la realidad de un país que vive más allá de las reglas de la propiedad intelectual.

La extensión del fenómeno de las “ciudades sin historia”, construidas ex novo negando así la primera característica de una ciudad, la de ser depositaria de una historia.

La evolución de un país tradicionalmente agrícola a un país de urbanitas.

Un país que se reinventa a sí mismo, como un adolescente en busca de su identidad, navegando entre sus contradicciones, mirándose al espejo y viéndose a sí mismo, y mirando a otros para buscar referencias (sólo así se explica el gusto en Sahnghai por construir nuevos barrios al estilo europeo, como Gaoqiao Town, de estilo holandés, o el Songjiang District, de estilo británico) y decidir a quién parecerse, quiénes son sus iguales y cuál será su identidad definitiva.

Y es que el libro empieza con unas provocativas preguntas que ayudan a hacerse una idea de la dimensión de la realidad china:

WHAT IF YOU BUILT THE WHOLE MASS OF WESTERN EUROPE IN 20 YEARS? WHAT IF 400 MILLION FARMERS THEN MOVED IN? WHAT WOULD IT LOOK LIKE? HOW WOULD IT WORK? WOULD YOU BE ABLE TO GO TO SLEEP AT NIGHT? AND IF YOU DID, WOULD YOU DREAM OF SOMEWHERE ELSE …?

Dynamic City Foundation es la organización que está detrás de este trabajo de investigación y reflexión y actualmente se encuentra trabajando en un nuevo avance, el proyecto Urban China 2020, del que ya existe además un preview del libro (pdf)

Desde la página de BURB se puede acceder a varios contenidos:

Nota al margen: Vuelvo a recomendar el fantástico trabajo de McKinsey, China urbanization: preparing for an urban billion, especialmente el apartado de visualización de proyecciones.

También te puede interesar:

Mapa de China con la locaización de las principales ciudades tomado de Dynamic City Foundation.

martes, 4 de agosto de 2009

Libro. Esquinas inteligentes

Sigo buscando ideas para revisar algunas prácticas profesionales; antes tocó la arquitectura, hoy toca el urbanismo. Y lo hago con un nuevo libro, Esquinas inteligentes, la ciudad y el urbanismo moderno, de Inés Sánchez de Madariaga, que se dirige claramente a definir el urbanismo como una actividad profesional práctica, frente a otras disciplinas más teóricas, y sin dudar de la necesidad de un buen sustrato teórico urbanístico. Pero ese sustrato es discutible, no sé si estético-ideológico, y la autora plantea tres fines del urbanismo que, sobre el papel, cualquier defendería, pero que no siempre se convierten en realidad en la práctica urbanística:

1. Vivir en entornos con calidad estética. La ordenación del espacio urbano persigue dotar a los habitantes de la ciudad de un espacio agradable, un espacio que pueda ser vivido porque se ha organizado de forma amable y bella. Nada más y nada menos....
2. Satisfacer los derechos básicos de ciudadanía. La ordenación urbanística trata de contribuir a la gran promesa urbana, ser un espacio de ciudadanía y de ejercicio pleno de los derechos básicos: vivienda, salud, protección, socialización, educación, desarrollo cultural e intelectural, etc. Nada más y nada menos....
3. Promover el uso eficiente de los recursos. La práctica urbanística trata de organizar el espacio atendiendo a la escasez, no sólo del suelo, sino también del resto de materiales y flujos que intervienen en el metabolismo urbano. Nada más y nada menos....

Por un lado, la autora distingue tres tradiciones básicas en el urbanismo, entrelazadas muchas veces, de las que no era consciente y que explica con claridad:
  • El urbanismo como problema estético-formal y sus soluciones basadas en el diseño y el arte urbano.
  • El urbanismo como racionalidad científico-técnica y sus respuestas funcionalistas.
  • El urbanismo como medio de transformación social, y sus propuestas utopistas, reformistas o de participación ciudadana (advocacy planning).
Son los dos aspectos principales con los que me quedo del libro, ya que hace afronta la necesidad de tener una visión integral de la ciudad, donde no prime únicamente la visión espacial del arquitecto, o que al menos estos tengan el don de la amabilidad y tengan capacidad de abrir su forma de trabajo hacia otras disciplinas y miradas.

Dos notas al margen:

jueves, 18 de junio de 2009

Un mundo urbano, un mundo desigual

Hemos hablado poco aquí del chabolismo y otras variaciones sobre el mismo tema; supongo que estamos más ocupados en desenmascarar otros procesos y realidades, cosas como el turismo, las redes económicas globales, la liga mundial de ciudades y demás, algo bastante ajeno a la realidad de las zonas urbanas hiperdegradadas, que son, por cierto, la regla general en este mundo ya más que medio urbano y puntiagudo.

Conozco poco del mundo del chabolismo; a nivel personal, varios años de activismo social, pura educación de menores en la calle, en la puta calle en realidad,...pero hace ya un tiempo. Otros tiempos, otras fuerzas, supongo. Pero esa es otra historia. Entre los tumbos que dí en aquellos años, uno de ellos me llevó a el Vacie, en Sevilla, un asentamiento con muchas décadas a sus espaldas. Y da para conocer, como extraño, lo que puedes de algo que existe. A nivel profesional, algún proyecto de rehabilitación y renovación urbana que incluía la atención al chabolismo (y que además no pudimos desarrollar) y una vuelta por las barriadas de Anapra en Ciudad Juárez, un impresionante extensión de infraviviendas. Poco más que retazos de una realidad más grande que nuestra propia imaginación.

Planeta de ciudades miseria, de Mike Davis, es un buen libro para introducirse en estos temas; suficientes datos para hacerse una idea de las dimensiones de esta cuestión, y suficiente perspectiva crítica para entender la urgencia de actuar sobre este tema en todo el mundo. Una cita del autor sirve para ilustrar:


“Así pues, las ciudades del futuro se encuentran lejos del cristal y del acero con que las imaginaban anteriores generaciones de urbanistas: la realidad nos presenta un panorama de ladrillo sin cocer, paja, plástico reutilizado, bloques de cemento y tablones de madera. En lugar de ciudades de luz elevándose hacia el cielo, la mayor parte del mundo urbanizado del siglo XXI se mueve en la miseria, rodeado de contaminación, deshechos y podredumbre. De hecho, los mil millones de habitantes que ocupan las áreas hiperdegradadas, podrían mirar con envidia las ruinas de las sólidas viviendas de barro de Çatal Hüyük levantadas en Anatolia en el alba de la vida urbana hace nueve mil años”.
¿En qué momento los ritmos de urbanización se han disparado en cada lugar del mundo? El autor plantea sus hipótesis de cómo determinadas situaciones coyunturales en el siglo pasado generaron los primeros éxodos masivos del campo a la ciudad, a unas ciudades que siempre están por detrás a la hora de ofrecer una vivienda digna a sus ciudadanos, a sus nuevos ciudadanos. Ciudades que, además, también van muy por detrás a la hora de conceder la ciudadanía a estas personas. Dharavi es hoy el principal slum del mundo, convertido además en estética cinematográfica, el cementerio de la ciudad de los muertos de El Cairo como hogar de más de un millón de personas, la Cidade de Deus, las favelas, las chabolas, los barrios, los chamizos y bohíos, shanty towns, slums y squatter settlements,....representan el estado actual del mundo urbano en el mundo, el territorio vital de más de mil millones de personas y el espacio de creación de las megápolis de las próximas décadas.

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Foto tomada del proyecto fotográfico The places we live.

miércoles, 17 de junio de 2009

Urban politics now: fracasos de la ciudad global

He estado leyendo estos días un libro, publicado como resultado del seminario "Psychoanalysis, urban theory and the city of late-capitalism, celebrado en 2005. El libro tiene un título llamativo, Urban politics now: re-imagining democracy in the neoliberal city, y fundamentalmente es una recopilación de estudios críticos urbanos, de diferente interés cada uno de ellos, la verdad, y está editado por BAVO Bureau for Architectural Theory. La relación con el piscoanálisis encaja en algunos de los artículos que tratan, desde una perspectiva bastante crítica, algunos de los principales problemas asociados a la entrepreneurial city, término acuñado en su momento por Hall y Hubbard y que hace referencia a lo que hoy es un denominador común en cualquier modelo de gestión de las ciudades globales. La referencia más completa sobre este tema que conozco es un estudio de la OCDE, Competitive cities A new entrepreneurial paradigm.

Los artículos, como decía, se centran en diferentes realidades de la vida actual de muchas ciudades: violencia, tensiones y episodios nihilistas de confrontación social y contra la autoridad pública, ocupación urbana del ocio hedonista, las políticas de tolerancia cero, la ansiedad y el pánico urbano, las prácticas de marketing urbano basadas en el branding más inocuo, etc. Algunos de los ensayos más interesantes son:
Son los síntomas del malestar urbano, expresiones extremas de la realidad urbana, que lejos de ser un mar de riqueza y consenso social, es sinónimo de conflicto social, de revueltas contra el capitalismo global y de desigualdades locales. Y lo es tanto en los barrios de las ciudades de clase mundial excluídos de los flujos de la economía globalizada, como en las ciudades ajenas a esa economía global. Creo que las ciudades, el mundo del que ya es un lugar común decir que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, son un fenómeno complejo y, desde luego, mucho más diverso que las historias de éxito apabullante de esos rankings como el de The Economist, Mercer, Global city Image o Monocle. Esas son las historias de los triunfos, pero hace falta construir un relato coherente del fracaso.

Podéis encontrar otras reseñas más completas en:

jueves, 11 de junio de 2009

¿Están en Asia Central las Dubai de los próximos años?

Quien tenga algo de ganas, un poco de curiosidad y una pizca de tiempo, le animo a leer un libro, El segundo mundo. Imperios e influencia en el nuevo orden mundial. Algunos lo han querido comparar con obras clásicas de los estudios históricos, esas esfuerzos enciclopédicos que ya nadie lee y que cada vez se citan menos. Supongo que será una comparación exagerada, porque los estudios de Spengler o Toynbee -que no, no he leido por supuesto- tienen una magnitud más erudita y omnicomprensiva. Pero tiene mérito el esfuerzo que ha hecho su autor, Parag Khanna, al recorrer por sí mismo todo el mundo buscando datos y experiencias con los que alimentar su investigación. Por supuesto, superficial, porque no puede ser de otra forma un libro que repasa el devenir histórico y la realidad política actual de todos los rincones del globo, exceptuando África, por cierto, lo cual refuerza quizá definitivamente la idea de que el continente negro ha quedado ya fuera de cualquier lógica geopolítica que no pase por su total papel subordinado, a excepción quizá del Mediterráneo y de África del Sur.

Y es que el libro es una actualización del término "segundo mundo", concepto utilizado hace años para designar a las economías socialistas, y que hoy Khanna propone destinar a los países situados en la órbita de influencia de las tres grandes potencias (Estado Unidos, China y unión Europea). La tesis principal del libro es que dónde acabe situándose la influencia de estas tres zonas geopolíticas en cada uno de los países que conforman ese segundo mundo será definitorio para establecer una próxima supremacía mundial de una nueva potencia. Venezuela, México, Colombia, Kazajstan, Uzbekistan, Georgia, Indonesia, Vietnam, Mongolia, Turkmenistan, Tailandia, Malasia, Egipto,....¿de qué lado de la balanza caerán definitivamente en esta etapa de reconfiguración imperial?

Total, leer el libro me ha servido, además de para refrescar referencias geográficas, recordar y volver a olvidar episodios históricos y algunos recientes (por ejemplo, ¿qué pasó realmente en todas aquellas "revoluciones" naranjas, azules y rojas en Georgia, Bielorrusia y demás?) y entender, sobre todo, la enorme presencia de China en todo el mundo a través de inversiones silenciosas en algunos casos y sonoras en otros. Y, de paso, me ha servido para bajar de escala, hasta las ciudades, y sorprenderme en especial de la emergencia urbana del Asia Central, con ciudades desconocidas en general y otras de carácter emergente como Astana o Baku.



Mi hipótesis es que están allí las ciudades que en los próximos años vivirán un intenso desarrollo y será además completamente desequilibrado socialmente. Ninguna de ellas es una de las ciudades que se convertirán en mega ciudades por población. Esas quedan para el tercer mundo directamente, y ese galopante proceso de urbanización apenas se verá compensado por desarrollo económico. En cambio, en el entorno del Asia Central se sitúan ciudades que, por la posición geoestratégica de sus países principalmente en cuanto a disponibilidad de petróleo y gas, están viviendo o vivirán procesos espectaculares de acumulación de capital. Y ello bajo regímenes claramente dictatoriales, nepotistas y alucinados (el caso de Turkmenistan es un buen ejemplo). Ciudades que posiblemente seguirán la senda ya conocida de Dubai en algunos casos. Dubai, una ciudad que en 1990 apenas disponía de red de alcantarillado y hoy es una realidad urbana difícil de entender con las lógicas y las escalas tradicionales.

Son ciudades que navegan entre el nepotismo y la burocracia soviética, con un urbanismo funcionalista deudor del triunfalismo y optimismo comunista, que se constituyen como cabeceras de sus desestructurados países para centralizar desde ellas un poderío económico basado en la extracción y venta al mejor postor de sus recursos naturales sin mantener reglas democráticas y transparentes. Ciudades que empiezan a hacer uso de ese nuevo producto globalizado, el arquitecto estrella, para manifestar su grandeza (inevitable recordar el libro La arquitectura del poder). Ciudades que en pocos años serán nuevos centros de ostentación y lujo rodeado de penuria social y esclavitud del siglo XXI.

Así que he recopilado algunas fotos (no pretenden ser más que ilustrativas) para ordenar aunque sea visualmente el catálogo de ciudades que podrían llegar a convertirse en las próximas Dubai:
  • Astana, en Kazajstan
  • Almaty, también en Kazajstan
  • Taskent, en Uzbekistan
  • Biskek, en Kirgistan
  • Dusanbé, en Tayikistan
  • Asjabad, en Turkmenistan
  • Baku, en Azerbayan
He incluido también tres ciudades más que pertenecen geográficamente a esta misma zona, aunque diferentes circunstancias hacen casi imposible imaginarse que puedan tener un futuro mucho más diferente que el que tienen hoy:
  • Kabul, en Afganistan
  • Herat, en Afganistan, conocida además por ser una ciudad sometida a la narcotectura.
  • Islamabad, en Pakistan
Y, de paso, tenemos a Armenia y Georgia, que no siempre entran en las clasificaciones de Asia Central:
  • Erevan, en Armenia
  • Tblisi, en Georgia
Gracias a Ethel, La Ciudad Viva, Citilab y Carlos Cesar Álvarez por ayudarme a encontrar fotos.

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lunes, 1 de junio de 2009

Espacio público a escala humana

A veces me preguntan el origen del nombre del blog; normalmente contesto que fue lo que se me ocurrió en aquel momento. Pero otras veces sospecho que me preocupaba algo relacionado con la dimensión y con la función de los espacios que compartimos, y no sabía ponerle nombre o no era muy consciente. En este tiempo voy viendo más claro que todos estos debates sobre la sostenibilidad, sobre un modelo de ciudad amable, cercano a las personas y a escala humana es una cuestión estética.

Porque pasa que sientes que las calles dedican un espacio exagerado para los coches o no lo sientes; pasa que te das cuenta de cómo influyen en el comportamiento social las formas que toma el espacio urbano o no te das cuenta; pasa que te gusta que haya gente en la calle o no te gusta; pasa que quieres que haya gente de todo tipo en la calle o no quieres; pasa que crees que es una oportunidad hacer cosas en la calle o no lo crees. Pasa que tiendes a identificarte con frase como lo pequeño es hermoso, sientes que en lo lento tiene sentido entre tanto ajetreo.

Y a todo esto, por ahora, le llamo estética, un determinado gusto por las cosas, una determinada querencia por valorar unas cosas frente a otras, una determinada propensión a valorar unas cosas frente a otras. Se puede razonar desde criterios de eficiencia, de racionalidad, de utilidad, de justicia social, de ecología, pero creo que en el fondo da igual. Cada uno lleva denro un ADN de gustos estéticos que son claramente ideológicos, una postura -algo inconsciente y aprendida al mismo tiempo-, una forma de ver la vida o, como decía mi profesor de Derecho Política, una weltanschaung (lo siento, para una vez que se me ocurre utilizar este palabro, no me he resistido).

Da igual, el caso es que la mayor parte de las cosas que escribo ya están escritas hace tiempo. Es lo que pasa con Jan Gehl, por ejemplo, autor del libro La humanización del espacio urbano, cuyos trabajos es fácil encontrar si pasas un tiempo explorando las relaciones entre el espacio público y la revitalización de las ciudades. El libro vuelve a plantear urgencias e interrogantes sobre las funciones de la profesión de arquitecto y de urbanista, como ya vimos al hablar de la confusión del urbanismo. ¿Qué hacemos con la vida entre los edificios? Todas esas actividades que realizamos en el espacio público y, mejor, todas esas actividades que no realizamos en el espacio público porque ha sido diseñado para no usarse. Como mucho, para las actividades estrictamente necesarias u obligatorias. Es aquí donde lo que comentaba anteriormente sobre la estética tiene sentido, leyendo una frase del propio Gehl:
"In a Society becoming steadily more privatized with private homes, cars, computers, offices and shopping centers, the public component of our lives is disappearing. It is more and more important to make the cities inviting, so we can meet our fellow citizens face to face and experience directly through our senses. Public life in good quality public spaces is an important part of a democratic life and a full life."
Es una idea de calado, pero la crees o no la crees, es así de sencillo. Hay personas que al leer "more privatized with private homes" no ven ningún problema, no dan un sentido negativo a esta idea. Que cuando leen "the public component of our lives is disappearing" piensan "¿y a mí qué?". Que cuando leen "meet our fellow citizen" piensan "qué pereza" o "de mi fellow nada". Que leen "democratic life" y directamente piensan "ya están estos hippies". Todo esto es lo que el libro trata de explicar desde diversas perspectivas, pero principalmente desde la visión lógica de las cosas. Y esa lógica es la de los sentidos, y cómo se comportan los sentidos según la distancia, la velocidad y el espacio en el que se desenvuelve la vida ciudadana. Por eso incide en actuaciones sobre el plan y el proyecto urbanístico, a escala regional, local o de proyecto, con una baraja de cinco cartas que podría servir de criterio de urgencia para la valoración de la calidad de los espacios públicos:
  • Sin muros
  • Distancias cortas
  • Velocidad baja
  • Un sólo nivel
  • Orientación hacia los demás
Aquí le vemos hablando sobre las características de una ciudad sostenible:

Jan Gehl - 3 qualities of the sustainable city from Sustainable Cities™ on Vimeo.

El espacio dedicado a unos y a otros en la ciudad y la forma que toman son un buen reflejo del imaginario colectivo y el papel de las personas en la ciudad. Un buen ejemplo es este cuadro, fruto de un trabajo de Gehl, en el que se recopila la información sobre el número de personas que a lo largo del día utilizan un determinado espacio, en este caso, las aceras y el asfalto para el tráfico rodado y la conclusión es clara: el doble de personas (andando) tienen disponible un tercio del espacio. ¿De quién es la ciudad? ¿De los coches?

Pero podemos pensar en muchos más elementos: cómo influye la altura de la edificación sobre el espacio a nivel de suelo, el papel del automóvil y las grandes superficies comerciales como inhibidores del encuentro público, la disposición de los bancos, la importancia de diseñar bordes no abruptos en los cambios de uso del espacio, qué lugar ocupan las plazas en el diseño urbanístico, qué esperamos cuando salimos a la calle, etc. Todo ello puede llevar, por ejemplo, a una ciudad a ser una de las 25 mejores ciudades para pasear, y a muchas otras cosas, por supuesto.

Jan Gehl etá actualmente asesorando, por ejemplo, a Nueva York, Sydney, Los Angeles, Melbourne, además de muchos otros trabajos anteriores, aplicando siempre medidas similares y razonables, que Juan Freire sintetizó hace un tiempo y se pueden encontrar aplicadas al caso, por ejemplo, del Upper West Side de New York. En estos temas de la activación del espacio público hay gente trabajando a nivel conceptual y práctico: la aplicación del hardware social a los espacios públicos, la utilización de la implicación artística ciudadana en la revitalización de los espacios urbanos, los espacios públicos híbridos como catalizadores de ciudadanía, el papel de las redes sociales en la definición del nuevo espacio público, el impacto de las políticas de seguridad urbana, la generación de espacios públicos sobre espacios habitados (aquí una propuesta de Andrés Martínez), la apropiación del espacio urbano por irrupción, etc. Y destaca, sin duda, entre lo que he llegado a conocer el Project for Public Spaces, una organización de carácter cívico y autora de manuales tan prácticos como el Streets as places. Using streets to rebuild communities (pdf). En esta msma línea, el gobierno británico ha publicado una guía, World class places. the Government´s strategy for improving quality of place (pdf), que va en la línea de ordenar de forma más humana los espacios de convivencia. Aquí otras referencias de manuales de este tipo.

También conviene recordar otra iniciativa interesante, Livable Streets, que trata de promover diseños urbanos más acordes con el discurso de la sostenibilidad. Precisamente en Ecofactory destacaban cómo la revista Good veía el antes y el después de la aplicación de los principios de ciudades vivibles en una calle en Manhattan:


Buscaremos otro rato para recopilar algunos ejemplos, pero podemos ir avanzándolos en los comentarios.

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Foto de La Defense vía sprawlingplaces

lunes, 25 de mayo de 2009

Ciudad pública, ciudad doméstica. Estética, profesión e ideología

¿Qué queda de la ciudad histórica? ¿Qué nombre le damos hoy? ¿Tiene sentido que el pasado sea una aspiración en este mundo postmoderno? ¿Lo aspiracional tiene que ver sólo con el futuro? ¿Será retrógrado encontrar soluciones en el pasado?

En el libro La confusión del urbanismo, Josep Oliva i Casas aborda estas cuestiones y este artículo es una versión previa del libro. Hace años leí un libro, Breve historia del urbanismo, de Fernando Chueca, que me introdujo en estos temas, posiblemente aún sin yo saberlo. Todo un recorrido de la evolución del concepto de ciudad y los modelos existentes a lo largo de la historia. Entre ellos presentaba los modelos de la ciudad pública y la ciudad doméstica, sobre los que Oliva hace descansar la tesis de que existe actualmente una confusión conceptual y práctica en torno al urbanismo. Para un intruso como yo, leer una crítica tan feroz respecto a la profesión del arquitecto actualmente supone abrir la puerta a un mundo desconocido, pero a unos argumentos entendibles. En este caso, Oliva critica la fascinación que el mundo de la arquitectura -una parte de una tarea más global, la del urbanismo- ha tenido históricamente por la modernidad entendida en un sentido muy restrictivo. Este sentido sería el aportado por Le Corbusier, la Carta de Atenas y el Movimiento Modernista, origen de la confusión actual y de los principales desastres urbanísticos del siglo pasado. Respecto a la época de origen de aquellas ideas, el autor afirma:

Era evidente que se hacía necesario repensar a fondo la disciplina arquitectónica y es lo que hizo, muy acertadamente, el Movimiento Moderno aunque olvidara algún aspecto funcional menos aparente, por el hecho de pertenecer a lo intangible, pero no por eso menos real. En urbanismo, y por primera vez, se puso en cuestión lo que podríamos calificar de espíritu de la ciudad. El Movimiento Moderno partía de un trasfondo de mentalidad suburbana de raíz anglosajona y nórdica y con la destacada intervención del arquitecto suizo “Le Corbusier”. Pues bien, según el geógrafo inglés Peter Hall, los suizos son un pueblo obsesionado por el orden y, digo yo, con este bagaje mental no se puede enfocar el planteamiento de un organismo tan complejo como la ciudad. Incluso pienso que las ideas que movieron el nuevo enfoque urbanístico fueron, más bien, elucubraciones mentales porque se encaró el hecho urbano con una óptica sesgada y parcial y con el prejuicio de una mentalidad que, en el fondo, no acepta la ciudad en el sentido clásico del término.
No sólo eso, sino que el autor insiste en que, si bien el arquitecto suizo y sus ideas han quedado desfasados con el tiempo, la confusión ha permanecido en las prácticas de algunas escuelas y oficinas arquitectónicas, a través de una deformación profesional y académica de la arquitectura. Esa deformación incluye la fascinación por la construcción física (urbs) frente a la construcción de tejido social (civitas) que debería presidir la construcción de ciudad, deformación que ha trascendido a través de dos grandes dogmas, a saber:


  • Un buen arquitecto es, necesariamente, un buen urbanista.

  • La superioridad de la ciudad racionalista sobre la ciudad histórica.
Desde luego, el libro es un canto a las excelencias de la ciudad histórica, a la que el autor denomina ciudad pública para hacer bandera de la denominación aportada por Chueca, denominación que, por haber sido abandonada en las últimas décadas, ha generado precisamente esa confusión. Entender las características de la ciudad pública (histórica) me temo que es, ante todo, una cuestión estética e ideológica. La mezcla de usos, la promoción del espacio público, la continuidad espacial, la apertura del edifico a la calle, etc., son argumentos, mucho me temo, que forman parte de un marco estético o de una propensión ideológica. Lo mismo diría de la ciudad doméstica (o ciudad moderna): ensimismada hacia el interior de lo privado, funcionalista, asignadora de usos exclusivos,....

Supongo que en la búsqueda de la modernidad hemos dejado atrás los orígenes de la ciudad abierta a la ciudadanía, la ciudad mediterránea, y hemos acudido a patrones del modelo anglosajón o nórdico -que tan bien explicaba Chueca, por cierto-, y en el tránsito la profesión de la arquitectura se ha dotado de pretensiones que no están al servicio de la construcción de ciudad y de la defensa de los derechos de ciudadanía, y ciertas esferas de la profesión han renunciado a su aportación al urbanismo creador de ciudad para fijarse únicamente en objetivos más reducidos. Por supuesto, existen otras prácticas de la arquitectura, socialmente marginales (o, mejor, marginadas), empequeñecidas por la alargada sombra de los starrquitectos, pero las prácticas del día a día de mmuchas personas comprometidas con su profesión. Este mismo domingo, el semanal de El País incluía uno de esos artículos de relleno -Arquitectura de red- en forma de lista de páginas web sobre arquitectura, artículo que ha generado cierta polémica. Un artículo en el que, más allá de los términos concretos de la polémica, subyace la necesidad de dar visibilidad a las prácticas más dinámicas de muchas personas profesionales de la arquitectura real, la arquitectura de escala humana, muchos equipos, talleres y laboratorios de innovación urbana. Algo más cercano a lo que otro artículo de El País reflejaba con mayor acierto hace unas semanas: El arquitecto no es un creador solitario.

¿Será esa melancolía de la Ciudad tomada de la que hablábamos hace unos días una prueba de todo esto? La visión "campestre" que tanto defiende el Príncipe de Gales en sus disputas urbanísticas como adalid de las new towns, ¿cuánto tiene de modernidad destructora de la ciudad histórica en el fondo? Pero también, ¿cuánto hay de mitificación en la imagen que tenemos de la ciudad histórica? ¿Dónde empieza y acaba el concepto de ciudad?

Una vez más, muchas preguntas. De hecho, empiezo el post con unas peguntas y acabo haciéndome otras. Será que no encontrarás nunca muchas respuestas aquí. Sólo una se me ocurre tras leer el libro: la batalla de la estética está detrás de todo esto, y la estética es ideología. algo que, coincidencia, ilustraba bien Paul Krugman en una columna titulada Metropolitan macho, que terminaba así:

But it’s an aesthetic thing: conservatives seem deeply offended by anything that challenges the image of Americans as big men driving big cars.
Me, I like dense urban areas. But I’m a pointy-headed intellectual. And bearded, too.
Eso sí, no pienso tirar del hilo de la teoría entre la ideología y la estética, la forma y el fondo y esas cosas que se me escapaban, como siempre. Simplemente no tengo tiempo y, total, ya está dicho y a mí se me escapa el tema. Pero retomadlo por otros lados si hace falta.

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lunes, 4 de mayo de 2009

¿Necesitamos ciudades creativas?

La creatividad es un tema complejo y resbaladizo, que navega en un debate quizá irreconciliable sobre si dónde está, sobre si tiene sentido promoverla, si son las cosas o las personas las creativas,…Recientemente he asistido como lurker a un debate apasionado sobre este tema, a raíz de la celebración de unas jornadas sobre creatividad. Aquí en este blog hemos tratado poco de la creatividad, prácticamente sólo de pasada cuando hemos hablado de Richard Florida y algunos rankings que buscan medir el impulso creativo de algunas ciudades y, con ello, tratar de entender por qué unas ciudades son más permeables a la expresión creativa de las personas que las habitan. También en su momento me atreví a sugerir muy superficialmente algunas razones para entender de dónde surge el impulso de las ciudades que han impulsado el rock y las músicas urbanas.

Poco más sé de todo esto, pero es una buena ocasión para para mencionar el libro, The creative city. A toolkit for urban innovators, de Charles Landry, un clásico entre los autores que investigan y practican (en este caso, a través de su consultora, Comedia) en la creatividad urbana y en las fuerzas que movilizan el dinamismo urbano. Los que tengan interés y oportunidad, que sepan que el autor va a estar próximamente en Málaga, en Ágora, Foro del Comercio Urbano, espacio de reflexión donde se revisarán diferentes experiencias urbanas.

Para quien sufra de vértigo con Rchard Florida, volcado en ciudades de gran tamaño, de clase mundial y megaregiones del mundo, Landry puede parecer más ilustrativo de lo que la mayor parte de las ciudades pueden hacer. ¿La larga cola de las ciudades pequeñas? Freiburg y el desarrollo local a partir del impulso de la sostenibilidad local y las industrias ambientales (lo confirmo por propia experiencia, aunque siempre diré que me pareció una ciudad “demasiado perfecta, perfectamente aburrida de lo perfecta que es”), Hay-on-Wye y el microcluster mundial de las librerias –maravilloso ejemplo de posicionamiento de nicho, según la terminología actual-, New Orleans y el blues,…¿Alguien se anima a dar más ejemplos?

En el libro subyace un enfoque concreto de aproximación a la creatividad, con diferentes lemas o deas centrales para favorecerla en la gestión urbana. La parte final es la que contiene elementos operativos y referencias: el cycle of urban creativity, como modelo general para el desarrollo de procesos de impulso de la fuerza creative innovadora en una ciudad, el creativity city development scale, como modelo de medición del grado de desarrollo de este impulso, o propuestas para la medición a tavés de indicadores. Sobre esto último, hay que destacar que Landry es autor de un trabajo ya a mediados de los 90: Indicators of viability and vitality (desarrollado junto a Bianchini) y que CEOs for Cities ha publicado también el trabajo New measures of success for cities, en una búsqueda similar a la que el World Capital Institute persigue para establecer un modelo de ciudades competitivas para la sociedad del conocimiento.

Sin duda, terrenos resbaladizos; este año toca creatividad por un tubo, hay que medirla como sea, hay que captarla, gestionarla, aprisionarla, comprarla, venderla,...Para algunos, las estrategias de creatividad urbana son una vía para la elitización (gentrification, en inglés) de los entornos urbanos, una forma sofisticada de promover la renovación urbana (un estudio de caso de Milwaukee), para otros es la única forma de impulsar la competitividad de las ciudades en el mundo actual. Mil veces definida (aquí una gran recopilación de Diego Soroa), la creatividad también tiene que ser urbana, las ciudades tiene que ser creativas. Es evidente que es una ola, la nueva ola de la posmodernidad urbana, de la banalización del espacio, la experiencia y la realidad urbana. Es una estrategia forzada y que hay que forzar -parece- porque o tu ciudad se pone el apellido de creativa o no será nada. Pero me temo que la creatividad es una actitud permanente, es algo propio de las personas, consustancial al ser humano, difícil de encorsetar en unas "industrias creativas" o en unos "sectores creativos". ¿Necesitamos realmente ciudades creativas?

Para variar, sólo apuntes desordenados....

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lunes, 20 de abril de 2009

Lean city para la gestión pública local

Hace unos días juntaba algunas palabras sobre el concepto de marca ciudad. Planteaba algunas dudas, algunos descubrimientos y algunos de vosotros también insistiais en que merece la pena escuchar a Toni Puig. De esto me tomo nota, y de lo primero sigo investigando. En este caso, con el libro Cómo gestionar las ciudades en el siglo XXI. Del city marketing al urban management, de Gildo Seisdedos. El libro incluye un sub-subtítulo que precisa bastante, en mi opinión, su alcance: Manual de primeros auxilios para ciudades. Y es que su estructura esconde un contenido sencillo, que busca una visión suficientemente amplia de los retos urbanos en estos tiempos, a través de un juego conceptual y de palabras en el cual las principales competencias eminentemente urbanas quedan recogidas en un esquema fácil de recordar (por eso lo acertado de llamarle “manual de primeros auxilios”):

La ciudad como QUÍMICA incluye los temas ambientales y de metabolismo urbano en torno a la gestión del agua (basándose en Pedro Arrojo y los trabajos de la Fundación Nueva Cultura del Agua, tan cercana a mí en otra época), la cuestión energética, la gestión de la limpieza y los residuos sólidos urbanos o la calidad del aire. Un rápido panorama sobre la realidad del bajísimo rendimiento de los sistemas de distribución del abastecimiento urbano de agua o sobre el papel de los municipios en la lucha contra el cambio climático.

La ciudad como MECÁNICA, la ciudad que se mueve, internamente y hacia afuera, que se mueve físicamente y digitalmente; y, también, que aspira a la movilidad cultural –acceso a la cultura- y a la movilidad social, esto último, destacable por cuanto es un tema (la meritocracia y la movilidad en la escala social) a veces olvidado en la gestión urbana y, sobre todo, que tiene mucha fuerza simbólica situarlo conceptualmente en este grupo de la mecánica urbana.

La ciudad como ELECTRICIDAD, como Jane Jacobs , la chispa urbana, la ciudad del conocimiento, la smart city, etc., la ciudad como lugar donde pasan cosas, donde pasan las cosas. Este último es, en realidad, el capítulo que más ideas novedosas tiene para mí. Los anteriores, al fin y al cabo, se introducen en políticas sectoriales con muy poco nivel de profundidad (de nuevo, el manual de primeros auxilios como visión general de los retos urbanos actuales), aunque sí con un carácter muy didáctico y sencillo. En cambio, en esta última parte es donde el autor explica lo que llama las políticas de la nueva gestión urbana:
  • Cómo el city marketing no siempre se ha entendido en toda su profundidad y muchas veces no deja de ser una simple brandificación o asignación de un logo o marca sin que detrás exista una estrategia y un modelo de gestión urbana claro.
  • También incluye unas valoraciones optimistas sobre las potencialidades de las colaboraciones público-privadas para la gestión pública local.
  • Y, a raíz de este último punto, y pensando en las formas de provisión de servicios públicos, explica el concepto más interesante: lean city.
Este término me parece una aportación interesante y un enfoque complementario al debate más general sobre la superación de los males del modelo burocrático. Básicamente, introducir una perspectiva de just in time o, mejor, de lean service, servicios públicos en este caso y, además, desde poderes locales. Introducir la perspectiva de cliente o usuario y buscar la eliminación de los residuos innecesarios que produce la prestación burocrática de servicios. Estos desperdicios serían:
  1. Sobreproducción de servicios públicos: servicios inútiles, estudios o proyectos no ejecutados pero encargados quién sabe por qué, oficinas redundantes o sin un cometido claro,…
  2. Tiempos de espera: año 2009, ¿es razonable hacer cola, cualquier tipo de cola en cualquier servicio público? Bueno, quizás es exagerado, pero hay cosas que son absolutamente evitables; colas en registros civiles, en oficinas de expedición del DNI,…o las colas de inmigración, colas y condiciones que ningún gobierno sería capaz de soportar si los “esperantes” fueran nacionales.
  3. Servicios defectuosos: situaciones del tipo “vuelva usted mañana que hoy no está esta persona”, “hemos perdido sus papeles”, “¿podría volver a traernos esa fotocopia?”,…
  4. Inventarios superfluos: erróneo dimensionamiento de las necesidades de recursos para un servicio, de forma que hay recursos ociosos (compra de materiales exagerada) o falta de recursos (llamadas en espera por falta de personal de atención telefónica, correos electrónicos de contacto con la Administración nunca respondidos, por ejemplo).
  5. Movimientos innecesarios de los empleados públicos: por una inadecuada organización de la información, de forma que se ven obligados a trasladarse a otras dependencias para encontrar información, por ejemplo.
  6. Procesos inadecuados o innecesarios: tanto que mejorar en este aspecto por falta de racionalización de los procesos administrativos; trámites de inscripción, solicitud, autorización, aprobación, lectura, informes preceptivos, informes vinculantes, informes, etc.
  7. Transportes innecesarios: esos expedientes que físicamente pasan de un departamento a otro para darles un sello, por ejemplo
Seguro que este listado se puede revisar; podemos entrar en la casuística de la realidad del funcionariado, anecdotarios de la Administración Pública, otras propuestas de reorganización de los servicios públicos, etc. Una ciudad al servicio de la ciudadanía y en conversación permanente.

martes, 7 de abril de 2009

Barcelona: historias de amor y odio

Hemos dedicado tiempo en este blog a Barcelona; con tendencia al pesimismo, o al menos con tendencia a poner en el espejo las visiones más críticas. El libro Odio Barcelona ha ocupado parte de los debates, y también La ciudad mentirosa. Fraude y miseria del "Modelo Barcelona". También es cierto que últimamente han aparecido visiones más optimistas, aunque no exentas de capacidad crítica -y mucha- como en el caso de Toni Puig y su Marca ciudad.

Hoy aprovecho para destacar, vía recomendación de Marc, un artículo reciente publicado en El Periódico titulado Estimo Barcelona, escrito por Francesc Reguant, ex-concejal del ayuntamiento, en el que se exponen ideas más optimistas, una especie de recuperación de la memoria histórica ahora que la visión más crítica parece ganar terreno:

Hemos ganado una ciudad en la que nos gusta vivir, pero, a su vez, una ciudad que encanta a los que no viven en ella. Ello conlleva algunos peajes que forman parte del mismo paquete de bienestar. Pretender separarlos es absurdo e imposible. Esta atracción barcelonesa ha sido y es el principal motor de desarrollo de la Catalunya actual, tengámoslo presente. Hoy, Barcelona es nuestra marca más reconocida en el mundo, símbolo de calidad, imaginación y color. Efectivamente, hacer Barcelona es hacer Catalunya. Barcelona es la capital y la proa de un país. Anteponer desarrollo local o territorial y capitalidad es hablar de un falso dilema que solo puede empobrecer. Ante los Juegos Olímpicos, por ejemplo, se oyeron voces disidentes temerosas de una desnaturalización de la riqueza local. Los hechos hablaron con claridad negando el peligro. Desde nacionalismos mal entendidos se ha frenado, a veces, el potencial metropolitano. Por el contrario, la armonización de ambos conceptos es vital para multiplicar energías.

Por cierto. Esto es el prólogo para estos próximos días que pasaré en Barcelona.

También te puede interesar: Foto vía Paco CT.

sábado, 4 de abril de 2009

Hiperterritorio: territoriantes y subjetividad de la experiencia urbana

¿Hiperterritorio? Ni idea cómo enfocarlo, la verdad, ni sé muy bien qué podría decir en la sesión. Y además, la agenda me dice que imposible estar para decir nada. Mejor posiblemente, sólo diría tonterías. Las tonterías que escribo en este blog, pero escribir siempre me es más fácil que hablar. Pero desde entonces, desde que tuve que decir que no a participar en la sesión, he tratado de encontrar conexiones en los proyectos en los que estoy implicado y en las cosas que voy leyendo con ese agujero negro que es el hiperterritorio.




Primera escala de conexiones improbables: hiperterritorio y territoriantes. Leyendo Urbanalización, de Francesc Muñoz, me encuentro con el concepto de territoriante y quizá sea una dimensión del hiperterritorio.


Nota al margen. El territoriante como usuario temporal de la ciudad, un habitante a tiempo parcial, un usuario a tiempo parcial de pedazos de ciudad, de pedazos de ciudad. Usuario del lugar físico en el que tiene su hogar, el lugar físico donde trabaja, los lugares físicos por los que se desplaza camino del trabajo, el lugar físico donde transcurre su tiempo de ocio,…Fragmentos de vida en ciudades fragmentadas funcionalmente, fragmentos de vida habitada en diferentes espacios urbanos de los que es usuario transitorio. Todo ello, en metrópolis de tercera generación, donde se van ampliando las poblaciones flotantes de personas que hacen usos intensivos transitorios de partes concretas de la ciudad.


Viajando en la nave de la posmodernidad, nos encontramos con no lugares convertidos en lugares (el cajero automático, lugar nacido para la pura función comercial y transformado en lugar habitado por el mendigo que lo utiliza como refugio y hogar) y con lugares convertidos en no lugares (cualquier centro histórico convertido en souvenir y experiencia turística).


Fragmentos de ciudad que hacen del territorio una experiencia subjetiva; mi ciudad es el territorio que utilizo: una parte concreta de Getxo, unas zonas concretas de Bilbao, la carretera de la ría,…de forma habitual. Otros espacios de forma más esporádica, algunos tan sólo para vacaciones. Vidas estructuradas en un territorio subjetivamente desestructurado.


Conclusión: el hiperterritorio como subjetividad, como capa sobre la que vivimos, como puzzle personal.


Vías abiertas de exploración: ¿importa tanto el territorio físico, la localización? ¿Le añadimos a esa subjetividad la experiencia virtual, el espacio virtual? ¿Soy habitante de otros espacios de conexión virtual?

Lecturas pendientes:
Continurá (necesariamente)...

Imagen vía pAiXAuM.

lunes, 23 de marzo de 2009

Transformaciones urbanas: ¿la forma hace el fondo o al revés?


En abril de 2007 se celebró en Shangai el segundo Holcim Forum con la diversidad de transformaciones urbanas actuales como tema principal. Los principales contenidos del libro han sido publicados en un libro titulado precisamente Urban_Trans_Formation, recogiendo tanto reflexiones generales (Saskia Sassen, Enrique Peñalosa o Kees Christiaanse, entre otos) como propuestas analíticas o intervenciones prácticas. Es esta segunda variable la que resulta más sugerente, en la medida en que se recogen realidades muy diferentes que es lo que más valor da al libro: una buena selección de tendencias urbanas actuales en lugares muy diferentes de la geografía mundial.

La estructura del libro abordar seis grandes temas, casi a modo de agenda de investigación:
  • Between ecology and economy, donde se revisan, entre otras cosas, algunos modelos de regeneración urbana en Santiago de Chile (el Aguada Park en el Anillo Interior de Santiago) y el esquizofrénico urbanismo de Singapur, ciudad de la que hemos comentado anteriormente y de la que en este libro he descubierto las stack-up factories, solución inevitable para atender a las necesidades de instalación industrial en un contexto de escasez absoluta de suelo. Mención aparte merece el capítulo de Keller Easterling titulado Zone, que recoge una cuidada tipología de “zonas” como ciudades de especialización económica y monocultivo industrial. Intentaré comentar más en detalle esto en un próximo post.
  • Between global and local, donde se analizan desde diferentes perspectivas algunos casos de ciudades o territorios con un alto impacto de la economía global, como es el caso ineludible de Dubai o el impacto del turismo globalizado en el Caribe y en Mallorca (en este caso, a través de recursos fotográficos).
  • Between public and private, en el que se revisa la importancia del espacio público como creador de ciudadanía y como espacio de activación del propio sentido de lo urbano. Los casos de Seúl y la Alemania Oriental (a través del ejemplo de Leipzig) sirven para ilustrar el papel que ocupan, respectivamente, el modelo de vivienda y la revisión de la identidad urbana mediante la regeneración urbana. En cambio, experiencias concretas de recuperación del espacio público como el Ciclopaseo en Quito tratan de observar la diferente fisonomía del espacio urbana en función de si este sirve para fines públicos o privados.
  • Between sanctiones and shadow order recoge algunas experiencias curiosas, entre ellas estas dos:
  1. Srdjan Jovanovic Weiss en Evasion of temporality describe en caso de la Serbia resultante de la etapa de Solobodan Milosevic, que en términos urbanos y culturales tuvo sus tipologías arquitectónicas concretas y la Turbo Arquitectura y las Mushroom Houses como principales tipos.
  2. Trans-border flows: an urbanism beyond the porperty line (Teddy Cruz) presenta otro ejemplo de procesos informales de solución de asentamientos urbanos, en este caso en el contexto de la frontera entre México y Estados Unidos (meter foto entre san diego y Tijuana). Sorprende entender cómo las casas prefabricadas típicas del sur de Estados Unidos y abandonas por sus usuarios son convertidas en mercancía de segunda mano mediante su exportación a México a través de la frontera y se integran de forma completamente descontextualizada en el paisaje de Tijuana. ¿Se hace así ciudad? Sorprende entender la existencia de una geografía subterránea en la frontera, conformada por diferentes líneas de túneles a setenta pies de profundidad. ¿Es eso también ciudad? Sorprende entender cómo la inmigración mexicana hacia EE.UU. incide en la forma urbana de las periferias de las ciudades mediante zonificaciones ilegales. ¿Se hace así ciudad? Sorprende entender cómo en el lado mexicano empiezan a reproducirse los modelos urbanos de muralla importados de los suburbios estadounidenses. ¿Es esta la ciudad inevitable?
  • Between permanent and transitory es un apartado dedicado a un término algo eufemístico –del que alguna vez he tratado- pero que puede tomar diferentes formas. Es, desde la perspectiva de este intruso, el capítulo más interesante, pues rescata ejemplos de artefactos que tienden en el infinito a parecer ciudades:
  1. Un título enigmático (Leisure nomads of the new tirad age: nomadic network urbanism of the senior RV community in the US) hace referencia a la para mí curiosísima dimensión de una forma de vida nómada de cierta tercera edad en los Estados Unidos, que forma asentamientos informales y comunidades de cooperación en torno a sus recreational vehicles (caravanas y otros), con patrones de comportamiento individual y colectivo, con infraestructuras propias y con una industria específicamente dedicada a satisfacer sus necesidades de vida. El ejemplo concreto de Quartzsite, en Arizona, es el más destacado.
  2. Los campos de refugiados son también tratados como experiencias urbanas improvisadas, con sus propios criterios de planificación para atender a las necesidades concretas de una población tan particular. De similares características son las Ciudades de Ayuda Internacional, como sofisticación del modelo de campos de refugiados, pero en este caso sirviendo a necesidades de reconstrucción post-conflicto de territorios enteros donde muchas veces una nueva ciudad ha de levantarse en condiciones de emergencia, sirviendo aquí el caso de Kabul como referencia del capítulo.
  3. El tradicional nomadismo mongol es otro caso revisado en este apartado que atiende a la informalidad; Mongolia, un país de poco más de dos millones y medio de personas y la extensión de cinco Alemanias, está viendo cómo la población de Ulaam Bator crece de forma paradójica al acoger una forma habitacional típicamente nómada (las tradicionales tiendas mongolas) en un espacio urbano y con carácter de permanencia.
  • Between standard and appropiation es un capítulo dedicado a las formas alternativas de construcción de soluciones urbanas, mediante proyectos de demostración, bien de soluciones de urgencia para refugios temporales mediante la construcción de muros y paredes con botellas de plástico vacías, bien mediante la activación de los espacios sin uso bajo una gran autopista en Hong Kong.
Leido el libro, queda ua sensación de que ese artefacto que llamamos ciudad puede tomar múltiples formas y servir a objetivos muy diferentes; lo que no tengo tan claro es si el fondo, el valor de lo urbano, está determinado por la forma/estructura urbano o es al revés.

P.D. Ethel Baraona lo reseña también desde otra perspectiva.

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