miércoles, 3 de octubre de 2012

Escala y perspectiva en la smart city

O cómo influye ver las cosas desde arriba o desde la calle

Si has sido habitual de este blog en los últimos años, seguro que ya has leído algunos de los posts que fui escribiendo intentando descifrar de forma crítica las smart cities como tema. Los he dejado recogidos en un documento que puedes encontrar en Sísifo en la smart city.

De la última revisión que he hecho, y con cada vez menos ganas de seguir escribiendo sobre un asunto que no da mucho más de sí, una de las grandes conclusiones de fondo que me quedan es que existe en los discursos más superficiales sobre el tema (pero también, muchas veces, los más aparentemente sugerentes) un problema de fondo con la visión tan reducida sobre la ciudad que muchas veces se presenta. Un esfuerzo inútil, un constante intento de perseguir la predecibilidad en un marco necesariamente impredecible como es la ciudad y su complejidad. Gran parte del discurso en el que se centran las smart cities tiene que ver con metas como conocer a través de la gestión masiva de información en tiempo real cualquier aspecto básico sobre el funcionamiento de la ciudad. Es una aspiración sensata, útil y, en buena medida, posible, pero sólo para ciertos aspectos urbanos, en especial para aquellos que tienen que ver con las infraestructuras y la gestión de servicios públicos. Seguridad, tráfico, gestión de emergencias podrían ser tres campos que claramente están aspirando a disponer de un control absoluto de las variables que permitan gestionar la información para adaptar y organizar la gestión de estos servicios.



Cuando la ciudad se ve desde arriba, a vista de pájaro, tal como suele presentarse en las miméticas presentaciones que se suelen hacer sobre el tema - fabulosos renders asépticos de ciudades ideales-, vemos sólo una escala en la que lo más fácil de percibir son las infraestructuras. Y cuando ves infraestructuras, aspirar a automatizar su control y gestión es la primera tentación razonable, pero la ciudad es mucho más que eso. Así, la escala, el punto de vista, determina qué ves y cómo lo ves. Es al bajar la escala hasta el nivel de la calle cuando podemos descubrir otras cosas que la visión anterior nos escondía.

Este es, en parte, el origen de la gran confusión que existe cuando se emplea el paradigma de las smart cities: dos posiciones divergentes sobre el punto de vista que no es puramente estética o semántica, sino que implica diferentes concepciones del hecho urbano, las necesidades a las que responder y las herramientas a desarrollar. Ambas son necesarias, pero creo que es conveniente descifrar bien desde qué punto de vista se está hablando para no perderse en el totum revolutum. Y comprender bien lo que significa la ciudad. Al tomar la dimensión “ciudad” -como referencia macro a vista de pájaro- como marco se corre el riesgo de perder la idea de ciudadanía, de política, de conflicto, de espacio público, etc, elementos permanentes de la vida colectiva que seguirán estando presentes más allá de los avances tecnológicos. Esto queda oculto tras las imágenes futuristas, los rascacielos, el asfalto, la forma urbana, la red viaria o la red de distribución eléctrica, los ámbitos que es más fácil encontrar desde una perspectiva macro y top-down del análisis sobre el papel de las tecnologías urbanas.

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2 comentarios :

  1. Me parece que se dice "predicitibilidad"... no "predecibilidad"

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  2. Gracias por el aviso, Mónica. La verdad es que entonces lo miré y comprobé que sí está aceptada "predictibilidad" y, sin embargo, el antónimo que uso, no y dí por hecho que también estaba aceptado.

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