jueves, 18 de noviembre de 2010

Dónde estamos, hacia dónde vamos y hasta dónde confiar en las tecnologías urbanas


@manufernandez
Aprovecho para seguir compartiendo el proceso de preparación de la intervención de la próxima semana en el curso Repensar las políticas urbanas 30 años después. Esta vez son las notas de la participación en la mesa redonda "Nuevos paradigmas urbanos: infraestructuras, tecnología y hábitat urbano".son aún provisionales a falta de un último repaso pero esto, básicamente, lo que trataré de transmitir.
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La emergencia de nuevas aplicaciones tecnológicas está modificando (y lo hará de forma que apenas hoy podemos intuir) muchos de los servicios urbanos clásicos. Cualquier elemento consustancial a la gestión y a la vida urbanas está mediatizado hoy por el surgimiento de soluciones y aplicaciones tecnológicas de diferente signo que cambian completamente no sólo los servicios en sí (¿cómo será la movilidad privada y el transporte público cuando surja una alternativa al modelo basado en los combustibles fósiles, la individualización del transporte, los servicios discrecionales de transporte público, etc?), sino también la propia morfología urbana, la experiencia del uso de esos servicios y de la propia vida en la ciudad e incluso las oportunidades para nuevas formas de desarrollo local.
Todo esto nos sitúa ante una realidad en la que las cosas no serán como son hoy; sin sueños apocalípticos ni promesas futuristas, dentro de 20 años las ciudades deberán ofrecer a la ciudadanía nuevos servicios avanzados (transporte, energía, abastecimiento de agua, edificación, espacio construido, servicios de la salud, limpieza e higiene, etc.). Diferentes perspectivas tecnológicas van aproximándose en los últimos años al mundo de la gestión urbana para ofrecer alternativas y aplicaciones que faciliten el acceso de la ciudadanía a los servicios y posibilidades que una ciudad ofrece.
Los servicios urbanos forman un sector económico y tecnológico impreciso pero evidente. Si a principios del siglo XX sólo un 10% de la población mundial vivía en asentamientos urbanos, en 2007 esta cifra superó el 50% y se espera que en el año 2050 un 75% de la población mundial viva en ciudades. Una población que suma nuevas demandas de servicios públicos de energía, abastecimiento de agua, vivienda, movilidad, etc. La demanda global en los principales sectores intensivos en tecnologías es una demanda impulsada por este proceso de urbanización. Las ciudades de mayor crecimiento poblacional previsto para los próximos años están localizadas prácticamente fuera del mundo desarrollado: Lagos, Kinshasa, Jakarta, Karachi, Delhi, Dhaka, Nairobi, Manila, Sao Paulo, Guangzhou, Shanghai, Bangalore y una larga lista de ciudades asiáticas y africanas están viendo crecer ya su población en una tendencia que continuará a lo largo del tiempo. Hoy ya hay más ciudades mayores de un millón de habitantes en China (97) o India (40) que en los Estados Unidos (39), y más en América Latina y el Caribe (57) o África (41) que en Europa (40). El pastel está en otros mares.
Empresas como IBM, Siemens o CISCO ya han identificado que es en la capacidad de ofrecer soluciones a problemas urbanos  donde se la van a jugar en los próximos años, y han orientado de alguna forma su estrategia para posicionarse como las empresas que tienen las soluciones para una nueva gestión urbana. Con estrategias que alcanzan hasta a "regalar" dinero a las ciudades que se animen a ser las primeras. Una señal poderosa: nos indican que, efectivamente, el sector de las telecomunicaciones -o como queramos llamarlo- dispone hoy de nuevas aplicaciones para mejorar el funcionamiento de los sistemas y servicios urbanos. También algunas ciudades vinculan su estrategia de desarrollo a estas cuestiones, como los proyectos SmartCity de Málaga o SmartSantander.
  • ¿Nos moveremos en vehículos eléctricos? ¿Triunfarán las tecnologías basadas en el hidrógeno?
  • ¿Se acabaron los autobuses como sistemas de transporte colectivo?
  • ¿Se harán realidad de forma masiva las promesas de personalización de los servicios públicos que prestan las ciudades para la atención a las personas?
  • ¿Cómo imaginar nuevos conceptos de movilidad sin atarse a las cuatro ruedas ni a las dos ruedas?
  • ¿Cómo crear condiciones físicas que permitan espacios públicos más democráticos?
  • El diseño de las calles, ¿aprovechamos todas sus posibilidades?
  • ¿Tienen sentido los sistemas de acceso a medios de transporte (alquiler, usos compartidos, pago por servicio) en lugar de los sistemas basados en la propiedad?
  • Todo esto, ¿de qué forma cambiará la forma en la que entendemos las redes viarias, las peatonales, las ciclistas, las aéreas, las subterráneas,...en las ciudades?
  • ¿Se integrarán los modelos de gestión de la demanda de agua de forma definitiva en la arquitectura y el urbanismo?
  • ¿Veremos la extensión de sistemas distribuidos en producción y distribución eléctrica en las ciudades? ¿O seguiremos funcionando bajo modelos centralizados?
  • ¿Podemos encontrar formas más inteligentes de gestión de los residuos?
  • ¿Se extenderán los edificios con materiales adaptativos según las circunstancias climatológicas? ¿Será realidad la vivienda domótica con inteligencia ambiental?
  • ¿Nos acostumbraremos a ver electrolineras en nuestras calles para recargar los vehículos eléctricos?
  • ¿Hasta dónde dará de sí la "promesa" de la ciudad híbrida? ¿Nos consumirá la realidad aumentada? ¿Acabará siendo más spam urbano?
  • ¿Ha vuelto la bicicleta para quedarse?
  • ¿Nos llevan estos avances hacia sistemas más basados en el uso compartido que en la propiedad de los medios de movilidad?
Pero, dicho todo esto, en la intervención trataré de señalar cuestiones más de fondo; por un lado, como ya he comentado otras veces, creo que es momento para insistir en que se está socializando un concepto muy restrictivo de tecnología. Lo digo por cosas como la portada de ayer de la edición digital de El País, por ejemplo, que en una hora determinada incluía al mismo tiempo cuatro palabras mágicas (Apple, Facebook, Google, Twitter), una mirada completamente miope sobre los avances tecnológicos. Pero también quiero defender un concepto soft de tecnología en la ciudad. Lo sofisticado nos deslumbra y, además, es lo que me tocará aportar en el curso, pero no quiero olvidar que los artefactos que pueden transformar la vida (social y personal) en una ciudad son muy diferentes y algunos insospechados.
También creo que es bueno en un discurso sobre la transformación tecnológica de la ciudad mantener dos criterios para no despistarnos:
  • La mayor parte de estas aplicaciones tecnológicas no mejoran, por sí mismas, el funcionamiento de la ciudad, en especial, los servicios públicos. Es, como siempre, el factor humano o el uso que hagamos de las tecnologías lo que hace posible que mejoren las políticas públicas y la relación de la ciudadanía con los gestores urbanos.
  • La solución a los problemas de sostenibilidad ambiental de las ciudades no pasará exclusivamente por la aplicación de nuevas soluciones tecnológicas; por supuesto, los nuevos adelantos puden hacer que el funcionamiento del metabolismo urbano sea más eficiente en muchos aspectos, pero a estas alturas ya sabemos que son los patrones de consumo las fuerzas motrices de los problemas ambientales.

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1 comentario :

  1. La gestión moderna del agua en nuestros hogares implica tecnología avanzada, como sistemas de reciclaje de aguas grises, promoviendo la sostenibilidad y minimizando el impacto ambiental de nuestras actividades diarias.

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