martes, 21 de junio de 2011

Proyectos urbanísticos que quedaron en el camino


Un repaso rápido a algunas historias que me he encontrado las últimas semanas sobre proyectos constructivos que quedaron en el camino. En marzo ya comentamos un magnífico vídeo sobre una autopista proyectada en Londres y que nunca llegó a realizarse.
Vancouver, por ejemplo, tomó en los años 60 del siglo pasado la decisión de descartar los planes de extensión de las autovías urbanas previstas en aquellos años, el Proyecto 200, del que en este montaje podemos ver cómo hubieran quedado en la ciudad a través de los bocetos. Una curiosidad histórica mayor es este vídeo de la URSS, que demuestra que la creación artificial de identidad es una de las grandes aficiones del poder. El Palacio de los Soviets en Moscú y sobre el que ya comenté algo hace algún tiempo:
"...los planes del dictador de convertir la Catedral de Cristo el Salvador en el Palacio de los Soviets, un edifico que reflejaría el poder del pueblo organizado y la superioridad de Stalin como líder supremo del pueblo. Para ello, llegó a convocar un concurso internacional de arquitectos en el que participaron las firmas más importantes del momento; nombres como Le Corbusier o Gropius presentaron sus proyectos, resultando finalmente ganador el proyecto presentado por Boris Iofan. El proyecto empezó a construirse pero la invasión alemana de 1941 dio por terminada precipitadamente su construcción y los materiales acabaron siendo utilizados para la construcción de puentes y estructuras defensivas, terminando de esta forma con el sueño constructivo de Stalin y de su arquitecto del poder."

En el blog Untapped New York están estos días recopilando gran cantidad de información sobre proyectos constructivos que hubieran cambiado la fisionomía de la ciudad tal como la conocemos hoy, tanto con edificios que nunca llegaron a construirse como con puentes que quedaron en el cajón.
Rozando casi la categoría de ficciociudades tenemos este fabuloso ejemplo de esquizofrenia y ambición planificadora, un espacio supuestamente urbano dedicado a la cultura del alcohol, Boozetown, con sus calles "Gin Lane" o "Bourbon Boulevard", y que weburbanist recogió hace ya tiempo en un post sobre diseño urbanos retro-futuristas, algunos dignos de mentes enfermizas y otros de mentes dictatoriales (La arquitectura del poder revisa algunos de ellos), que más o menos viene a ser lo mismo.

Ahora podríamos jugar a imaginarnos una realidad en la que no se hubieran construido autopistas sin apenas uso, aeropuertos sin aviones, ciudades fantasma, museos de arte contemporáneo por todas las capitales de provincia (a excepción de Logroño, por cierto, que no tiene un museo-infraestructura pero sí un Museo Riojano de Arte Contemporáneo extendido), etc. Más nos hubiera valido que muchos de estos proyectos no se hubieran llevado a cabo, pero ya es tarde.

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