martes, 5 de enero de 2010

Burj Dubai. Mirar hacia arriba o hacia abajo


Dubai, en medio de grandes problemas económicos que le acercan a la bancarrota, está de estreno. El ansiado techo del mundo, el sueño de tantos años, ya es una realidad. Ya está terminado el edificio más alto del mundo, la torre Burj Dubai, que servirá de manifestación y representación simbólica no por el espacio que ocupa sino por el espacio vacío:
And so here is the Burj Dubai's real symbolic importance: It is mostly empty, and is likely to stay that way for the foreseeable future. Though most of its 900 apartments have been sold, virtually all were bought three years ago -- near the top of the market -- and primarily as investments, not as places to live. ("A lot of those purchases were speculative," Smith, in something of an understatement, told me in a phone interview.) And there's virtually no demand in Dubai at the moment for office space. The Burj Dubai has 37 floors of office space.
La gran batalla del skyline la ha ganado Dubai, pero sólo por el momento. El dinero (y los ingenieros) son capaces de todo. El nuevo orden mundial se recompone y hay que hacerlo visible; el poder siempre quiere manifestarse en el espacio, siempre lo ha querido, es la arquitectura del poder. Pero no miremos arriba, a los más de 800 metros de altura; miremos abajo, porque ahí está lo más importante. La foto ilustra el estado de construcción en mayo de 2008 (aquí se pueden ver más imágenes de ese momento). ¿Qué vemos? Una gran torre a medio construir, sí pero, sobre todo, un enorme espacio en medio del desierto también a medio urbanizar y que hoy, inaugurada la torre, está perfectamente edificado.

Eso es lo extraordinario y lo brutal, la suma no hacia arriba sino a lo largo de una extensión de desierto que acoge otros proyectos como:
Grandes edificios, vida lujosa, excentricidad y la promesa de que todo está a tu alcance. Dubai o Do buy. Pero si seguimos mirando abajo, hacia los barracones donde están escondidos los trabajadores indios y paquistaníes que están construyendo con su infierno el paraíso en la Tierra, veremos la parte de realidad que esconde tanta grandilocuencia urbanística y arquitectónica. No, no es demagogia, es la realidad. Pero es una realidad que conviene presentarla como aderezo, como anexo, como complemento. La maravilla es Dubai, Abu Dhabi como mucho, y el infierno son los otros. Y que no se vea.

Igual sucede en Abu Dhabi, a donde dicen que se traslada la fiesta tras la crisis de Dubai. Lo dice el Human Rights Watch: la Isla de la Felicidad construida por trabajadores explotados. Saadiyat Island, la nueva zona de expansión de Abu Dhabi (otro de los emiratos de los Emiratos Árabes Unidos) que acogerá el Guggenheim, el Louvre y demás proyectos pastiches. Un informe entero con investigaciones sobre las condiciones laborales de los trabajadores, absolutamente indignas y con la complicidad, principalmente, de las compañías extranjeras que están invirtiendo allí, con nombres además tan prestigiosos y reconocidos en este lado del mundo. Por supuesto, las autoridades lo niegan completamente. Ese es el éxito de los EAU: dejar hacer, un marco de legalidad suficientemente estrecho para que la alegalidad domine:
"Estas instituciones internacionales necesitan demostrar que no tolerarán ni se beneficiarán de la explotación flagrante de estos trabajadores migrantes", dijo Sarah Leah Whitson, directora de la división de Medio Oriente y del Norte de África de Human Rights Watch. "Las vaguedad de las garantías que ellos han recibido por parte de sus socios del desarrollo son sustitutos huecos de los acuerdos contractuales firmes de que sus proyectos serán diferentes a la manera usual de hacer negocios en Abu Dabi".
Pero volvamos a Dubai. Una ficciociudad que quiere ser el Mundo y que tiene que echar el cierre al mayor de sus desarrollos, las islas artificiales que conforman el complejo The World y pone en aprietos inmobiliarios a Brad Pitt y Angelina Jolie. Un gran toque de atención a la forma en que el capitalismo globalizado ha canalizado los excedentes del sistema. Quizás es la representación del ascenso y caída de un sistema. O quizá sólo sea el reposo del guerrero, porque si Dubai o Abu Dhabi nos fallan, siempre tendremos las ciudades de Asia Central, Corea del Sur y China para ser la nueva representación del poder.
Dicen que en el siglo XX se dio un curioso patrón: en cada ciclo de recesión económica tuvo lugar la construcción de un nuevo edificio que superaba en altura a otros rascacielos (aquí un pdf con el estudio). Con Burj Dubai, el patrón vuelve a repetirse. Con nuevas características, como la localización geográfica del nuevo gigante.Pero mejor haríamos en mirar hacia abajo, con los pies en el suelo, y ver la realidad tal como es. Una realidad menos estética, menos vanguardista. Y ahí sólo vemos una ciudad que no lo es, un artefacto construido en régimen feudal por una estructura de poder injusta basada en la dominación que cuando toca, todos aplauden (como aplaudimos, por ejemplo, los fastos olímpicos de China). Un modelo urbano enloquecido....


Datos sobre Burj Dubai.
Otros proyectos y edificaciones en Dubai:
Foto de Burj dubai tomada de FayerWayer.

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