miércoles, 10 de septiembre de 2014

Book: Ambient commons. Attention in the age of embodied information

Acabo de terminar de leer Ambient commons. Attention in the age of embodied information. El libro me interesa porque el autor, Malcolm McCullough, es uno de esos nuevos descubrimientos que estoy encontrando en el proceso de la tesis, principalmente por su libro Digital ground. Architecture, pervasive computing, and environmental knowing. Ambient commons ha resultado un libro algo más alejado de mis intereses de lo que esperaba pero, al mismo tiempo, se trata de un texto que abre muchas opciones porque es, ante todo, un libro amplio en cuanto a los temas que aborda, siempre con los medios digitales como centro de atención.


Básicamente, se trata de un estudio en torno a la atención en la sociedad conectada y, en especial, sobre las contradicciones y problemáticas que genera la extensión de soportes, dispositivos, infraestructuras y aplicaciones digitales que  han dejado de ser invisibles y forman parte sustancial del espacio físico. Diferentes dispositivos colonizan nuestra forma de movernos en la ciudad, las fachadas de los edificios, el propio funcionamiento de los mismos, etc. y pelean por atraer nuestra atención. La información, así, traspasa nuestra memoria y nuestros ojos y toma forma física entre la intrusión, la utilidad, la superabundancia o la contaminación sensorial. La vida ordinaria y los objetos más cotidianos han incorporado estas capas de información valiéndose de recursos de diseño urbano y arquitectónico para configurar nuevos recursos culturales del entorno que habitamos. Su presencia, a fuerza de imponerse de manera desordenada, gradual y pervasiva, se hace inconsciente en nuestras decisiones y transacciones diarias, pero modifica nuestra capacidad de comprender y leer la ciudad y nuestra propia vida.

Estas son algunas de las reflexiones de fondo del autor a la hora de desarrollar un texto a caballo entre muchas disciplinas, desde la arquitectura a las ciencias de la computación, pasando por la psicología, la epistemología, el diseño de interacción o la neurociencia. Así, McCullough ofrece una lectura de la realidad (y sus implicaciones) sobre la experiencia tecnológica de la computación urbana en temas tan específicos como las señales y anuncios que pueblan las ciudades, el arte urbano, las fachadas, los edificios inteligentes, el aire,  y las condiciones de confort,  los mapas y el wayshowing o la música y el sonido. Con ello, la propuesta del autor quiere ser una llamada de atención a considerar con mayor preocupación esta generalización de dispositivos en los diferentes elementos de la ciudad. Frente a al tecno-determinismo fatalista hace falta una lectura cultural de la transformación del espacio urbano en todas sus dimensiones (con una llamada de atención especial del autor al silencio como especie en peligro de extinción) que nos permita tomar el control sobre lo que el autor considera un procomún, las condiciones sensoriales de la ciudad. A través de una multitud de ejemplos de experiencias cotidianas, proyectos y lecturas, el libro es una invitación –una más, nunca suficientes- a evitar la banalización tecnológica para que no sea demasiado tarde:
“Social historians often warn of the unintended consequences of sudden infatuations with new technologies. Just as Americans rushed to do anything and everything in cars half a century ago, so, today, people worldwide are rushing to do anything and everything on socially linked smart devices, often all at once. It was decades before experts recognized the physical, social, and environmental health consequences of overreliance on the automobile. How long will it take to recognize the consequences of much wider overreliance on smart devices?”
Aquí dos reseñas de Dan Hill y David Bollier.

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