martes, 25 de noviembre de 2008

Conflictos locales. Sobre NIMBYs, BANANAs y otras hierbas

Es conocido por todos el efecto NIMBY, quizás algo menos el efecto BANANA y menos conocidos estos otros que se recogen en el blog de Planetizen From NIMBYs to DUDEs: the wacky world of plannerese (aquí sólo una selección):
  • BANANA: Build Absolutely Nothing Anywhere Near Anything
  • CAVEmen: Citizens Against Virtually Everything
  • DUDE: Developer Under Delusions of Entitlement
  • SLAPP: Strategic Lawsuit Against Public Participation

Spinoffs of NIMBY:
  • BANYs Builders Against NIMBYs [Not In My Backyard Activists]
  • GOOMBA Get out of my business area
  • KIIMBY Keep it in my backyard
  • NIABY Not in anyone’s backyard
  • NIMEY Not in my election year
  • NIMFOS Not in my field of sight
  • NIMFYE Not in my front yard either
  • NITL Not in this lifetime
  • NOPE Not on planet earth
  • NOT None of that
  • NOTE Not over there either
  • NUMBY Not under my backyard
  • PIITBY Put it in their backyard
  • QUIMBY Quit urbanizing in my backyard
  • WIIFM What’s in it for me?
  • YIMBY Yes in my backyard
En fin, obviamente lo plantean como un juego de palabras con combinanciones contradictorias entre sí pero curiosas. Por su parte, en Plataforma Urbana se ocuparon de este asunto hace ya unos meses en el post ¿Es usted un BANANA?:

B.A.N.A.N.A.: Acrónimo de Build Absolutely Nothing Anywhere Near Anything que en castellano quiere decir algo como No Construir Absolutamente Ninguna Cosa en Ninguna Parte Cerca de Nada, y es un término comúnmente usado para referirse a los individuos o grupos ciudadanos que se oponen de manera radical a las distintas formas de desarrollo urbano.

Es una evolución (del NIMBY al BANANA) de la que ya se ha escrito bastante. Pero sirva todo esto como introducción para volver a hablar de la necesidad de introducir procesos, métodos y criterios de participación ciudadana en las cuestiones públicas. Javier Linares abrió hace unos días un debate sobre hasta dónde es necesaria la participación o, mejor, en qué casos es necesaria. Y Alorza proponía en los comentarios un documento muy recomendable. Por su parte, Ethel Baraona anda en la traducción y edición de un fantástico libro, Did someone say participate?

Utilizo estas coincidencias al azar como excusas para volver a abordar el tema de la participación ciudadana. En ese blog hemos tratado varias veces el tema de la participación ciudadana (desde la perspectiva de género, desde la perspectiva de la infancia, desde unos criterios generales de organización, etc.) y ahora aparecen dos referencias de actos que abordan estos temas.

Por un lado, el Centro de Estudios Andaluces ha organizado una jornada titulada Políticas con impacto territorial: del "aquí no" al "así sí".

Miércoles 26 de noviembre

9:15 h. Inauguración

Alfonso Yerga Cobos. Director gerente del Centro de Estudios Andaluces

9:30-10:00 h. Una nueva política para una nueva sociedad

Jordi Grané. Profesor de la Escuela de Seguridad y Prevención Integral de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Quim Brugué. Profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona.

10:00-11:30 h. Nuevas formas de gobernar conflcitos locales

Jordi Grané.

12:00-13:30 h. Continua

Quim Brugué.

13:30-14:00 h. Conclusiones: del discurso a la práctica, la construcción del "así sí"


Por su parte, el foro La Ciudad Humanizada, en el que participaré próximamente (ya contaré más detalles cuando los conozca), dedica una de sus jornadas de la edición de este año al mismo tema bajo el título El efecto NIMBY, hoy y aquí:

Moderador: Fernando Sancho, profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla
Participantes: Manuel Marchena//Emasesa-AIE
Antonio Lucio-Villegas// delegado en Andalucía de REE
Valeriano Ruiz // Catedrático de Termodinámica de la Universidad de Sevilla
Manuel Barroso //Presidente de APREAN

Uno de los casos más interesantes de tratamiento de la respuesta NIMBY ante la construcción de nuevas infraestructuras o equipamientos es el de la localización de nuevas cárceles en Cataluña, de la que se hablará en la jornada del Centro de Estudios Andaluces. Conocí hace unos años el modelo de decisión y me pareció una fórmula razonable, que buscaba precisamente superar la contradicción irresoluble de una disputa sí/no, para transformarla en razones objetivables y en mejoras del proyecto en sí. De un paper de Quim Brugué, Director de Participación Ciudadana de la Generalitat, titulado La gobernabilidad de las políticas territoriales. Formulación participativa y gestión concertada (lo siento, no sé ni de qué lo tengo por ahí archivado, así que no puedo poner un link) rescato algunas ideas sobre ese modelo:

En nuestro caso, la gestión del proyecto de construcción de instalaciones penitenciaris combinando la responsabilidad pública con la transparencia y el diálogo social ha sido un éxito, puesto que ha desbloqueado unas acciones que ya se debían haber realizado. (...) Durante la última década, a pesar de la presión de una población reclusa cada vez más numerosa, en Catalunya no habíamos sido capaces de construir nuevas instalaciones penitenciarias. La movilización de unos y la poca valentía de otros lo impedía. Este planteamiento ha cambiado recientemente, adoptando una estrategia que ha desembocado, hoy por hoy, en la construcción de 5 nuevas prisiones en Catalunya.

Así, resumidamente, podemos proyectar el proceso sobre las 4 fases:

- En primer momento (fases 1 y 2) se ha trabajado en la recogida de documentación, en la transparencia informativa y en el debate entorno a los grandes criterios que han de orientar la política pública de instalaciones penitenciarias. Este es un punto de partida crucial, ya que la oferta de información es crucial para conducir el debate, como lo es el discutir los criterios sin caer en casuísticas territoriales específicas. En este momento inicial no se habla de ubicaciones concretas y, por lo tanto, los actores no son “reactivos” sino que deben responder a un discurso y una posición generalista.

- En un segundo momento (fase 3) se toma la decisión concreta sobre donde ubicar las prisiones. Ahora ya aparecen los actores territoriales y las reacciones específicas delante de las infraestructuras. Según nuestro modelo, en esta fase no se trata de discutir si se va a hacer la prisión o no en un determinado punto (esta es una decisión de los responsables públicos) sino de, en primer lugar, mostrar la coherencia entre esta decisión y los criterios generales y, en segundo lugar, de desplegar la decisión con la máxima flexibilidad y sensibilidad frente las “reacciones” locales.

Es decir, de entrada hay que conjurar las reticencias respecto posibles razones ocultas en la decisión: no se ha tomado por razones partidistas ni reforzando sesgos territoriales injustos, sino en función de unos criterios conocidos y contrastables. Además, una vez tomada la decisión hay que ser sensible a las resistencias y los miedos locales, escuchándolos y adaptando la política a cada circunstancia.

Este ejemplo no es la democracia radical perfecta ni la solución a los perjuicios individuales de cada proyecto, pero es un intento razonable por avanzar hacia procesos de decisión pública más abiertos, que tengan en cuenta intereses más amplios que los presentes tradicionalmente en la "inteligencia institucional". Porque, entre otras cosas, la participación ciudadana es una forma de gestión del conocimiento comunitario para apoyar proceso de construcción comunitaria. En especial, se trata de un modelo de decisión que busca cambiar las reglas de la forma tradicional de toma de decisiones de localización por parte de los poderes públicos. Busca alcanzar unos acuerdos básicos en torno a la racionalidad en la decisión, y en el proceso de discusión entiendo que hay más posibilidades para que se dé por parte de todos los agentes una comprensión más abierta del problema y de las razones del otro.

A lo largo de nuestro territorio podríamos encontrar hoy mismo cientos de casos NIMBY (por cierto, ¿existirá alguna base de datos, incluso geo-referenciados, de casos de protestas sociales y vecinales?). Salas de atención e higiene para toxicómanos, incineradoras, comisarías, antenas de telefonía móvil, torres de alta tensión, plantas energéticas (regasificadoras, de coque,..), centros de atención a menores, etc. En un post anterior (Participación ciudadana en época de Política 2.0) rescataba algunos aspectos que la participación ciudadana puede aportar, y algunos de ellos viene muy bien para valorar los procesos NIMBY:
  1. La participación aporta elementos de información que sería imposible obtener de otra manera; puede ser una buena estrategia para la anticipación de conflictos y otorga mayor legitimidad a las decisiones públicas, pues crea un sentido de corresponsabilidad entre la ciudadanía y los agentes económicos y sociales; así mismo, contribuye a generar sinergias de diálogo y de acuerdo entre agentes y poderes públicos.
  2. La participación no aparece sólo como solución de problemas, sino como «construcción de problemas». Permite decidir cuál es el problema, construir problemas conjuntamente.
  3. Permite crear el hábito de participación entre la ciudadanía y el propio equipo municipal.
  4. Facilita la ampliación del ámbito de participación, llegando más allá de los líderes de opinión tradicionales.
  5. Posibilita la formalización de canales de comunicación entre los distintos sectores de la población.
  6. Contribuye a una resolución más eficaz de los problemas al lograrse mejores diagnósticos de las necesidades, mayor riqueza en la búsqueda de soluciones y movilización de recursos; además, es la llave para problemas cuyas respuestas están sólo en la comunidad.
  7. Fomenta la integración social, reforzando y estructurando las comunidades
  8. .....
En aquella ocasión estos criterios los cruzaba a la luz de lo que estamos llamando últimamente Política 2.0, y me parecían encajar. Ahora, viendolos a la luz del concepto NIMBY, me siguen pareciendo vigentes. Por un lado, porque en este tipo de casos el detonante es siempre la falta de información, la información errónea y su asunción acrítica, la información descontextualizada o la información no concluyente, cuando no la información ocultada deliberadamente. Los NIMBY son, desde este punto de vista, problemas de información. Por otro lado, un tratamiento de estas situaciones ordenado y constructivo puede dar lugar a una mayor cohesión scoial, no basada en el enfrentamiento contra,...pero esto es complicado en la realidad, ya lo sabemos. La participación, bajo modelos institucionales o bajo modelos puramente cívico-privados, permite construir el problema colectivamente. En las situaciones NIMBY, el problema se construye de forma paralela entre los que pormueven el proyecto y los que se oponen, y ese problema disociado impide una solución que satisfaga a ambas partes.

¿Conocéis casos cercanos? ¿Alguna lección? ¿Cómo tratar estas situaciones?

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