miércoles, 20 de mayo de 2015

Introducción de la tesis: imaginarios tecnológicos en la ciudad conectada

We may wish for easier, all-purpose analyses, and for simpler, magical, all-purpose cures, but wishing cannot change these problems into simpler matters than organized complexity, no matter how much we try to evade the realities and to handle them as something different.
Death and life of the great American Cities, Jane Jacobs, 1961

La contestación crítica nació casi al mismo tiempo. En 2008, Hollands (2008) se preguntaba dónde encontrar una smart city real. Eran los primeros días de la construcción de la idea de smart city como plasmación del ideal de incorporación de una nueva gama de tecnologías digitales en la ciudad. Tan sólo algunas empresas pioneras en revestir sus estrategias de marketing de un halo urbano habían comenzado a utilizar este término, fagocitando otros reclamos smart o propuestas en paralelo que buscaban aplicar una capa de tecnología digital a modelos de desarrollo urbano sostenible. Aún estaba por llegar toda una oleada de atención a las ciudades inteligentes que ha protagonizado en buena medida el debate sobre políticas urbanas en los últimos años.

Sin embargo, ahora que podemos evaluar este periodo de crecimiento exponencial de la atención a este tema, la pegunta podría tener la misma respuesta. No existe la smart city tal como se ha presentado en el discurso más establecido. La consiguiente sensación de desilusión empieza a aparecer ante la frustración que genera un movimiento con tan pocos resultados prácticos (Hollands 2015) aunque sí mucha influencia mediática y programática. Sobre esta falta de concreción pragmática en comparación con el desarrollo mediático de la smart city señalan March y Ribera-Fumaz (2014) precisamente que el concepto ha tenido mucho más recorrido discursivo que práctico, al menos en comparación con la cantidad de titulares, notas de prensa, informes y eventos que ha protagonizado. Esta falta de concreción práctica no impide, en cualquier caso, reconocer su influencia en la agenda de las políticas urbanas, que de una u otra forma han visto cómo se ha instalado en ellas una determinada concepción de la esfera digital en la ciudad.

De la misma forma, tanto esfuerzo discursivo tampoco ha conseguido ofrecer un consenso básico y compartido por las diferentes áreas de conocimiento relacionadas con la ciudad o para diferentes contextos urbanos (Neirotti 2014) ni ofrecer un relato coherente y entendible para la ciudadanía. Nos encontramos ante una propuesta de nuevo modelo de desarrollo urbano como una sucesión de términos previamente acogidos con igual entusiasmo (la ciudad creativa, la ciudad sostenible,…) en una larga historia de utopías urbanas. Sin embargo, autores como Rossi (2015), Greenfield (2013) o Kitchin (2014) han señalado un elemento nuevo: se trata de la primera vez que un término que pretende marcar la agenda urbana prometiendo prosperidad emerge en un contexto de depresión y austeridad. Esto es especialmente significativo en el caso de los países del sur de Europa (España, Italia, Portugal, Grecia), contextos donde la retórica de la ciudad inteligente ha tenido un fuerte calado estos años. De esta manera, en un delicado contexto económico e institucional para las ciudades de nuestro entorno más cercano, la propuesta de la smart city ha sido acogida con un entusiasmo mucho mayor que en otros lugares (si bien ha sido significativa también su promoción en lugares tan dispares como India, China o Estados Unidos), convirtiéndose en un recurso discursivo predominante como modelo urbano de solución a la crisis, especialmente en una de sus argumentaciones básicas, la eficiencia. Esta apelación a la eficiencia operativa del funcionamiento de los servicios muncipales ha operado de manera significativa en países como España o Italia y ha favorecido el sostenimiento de un perfil activo en cuanto a nuevas propuestas para el mercado electoral en un tiempo de restricciones extremas en el gasto público, posibilitando así la apariencia y, en ocasiones la realidad (la mayor parte de las veces, gracias a financiación externa) de estar ofreciendo nuevas actuaciones para la ciudad (Rossi 2015):
"Southern European countries and their cities and regions are especially illustrative of this duality: since 2010, they have become the epicentre of the global recession and the related policies of fiscal retrenchement, but at the same time they have been in the forefront of smart city initiatives and discourses. In crisis-ridden economies, politico-economic elites look at the smart city model as an attractive solution to the economic crisis. Indeed, this is among the few existing discourses and catchwords conveying an imaginary of prosperity and societal wellbeing in times in which the sense of anomie induced by the prolonged economic crisis appears to be the prevailing feeling across Europe.” Rossi 2015
The Emergent City. From Complexity to The City of Bits. By Stanza 
Esta tesis doctoral trata de explicar por qué podemos plantear una evaluación tan poco optimista tras estos años (Cavada et al 2014), desentrañando el sustrato conceptual que está detrás de la visión más dominante sobre la intersección entre las tecnologías digitales y de la ubicuidad y la vida urbana (Unsworth et al., 2014). Para ello, se abordan diferentes conceptos que actúan como legitimadores de esta propuesta preponderante sobre la ciudad en la sociedad conectada y cómo se confrontan con la realidad del funcionamiento de los sistemas urbanos (Hollands 2015), de la organización social de la vida urbana y de las propias características intrínsecas a las tecnologías asociadas a lo digital.

Un lector acelerado que se acerque a este texto desde la necesidad de defender su posición, bien sea de tecno-optimista irredento o de tecnófobo quijotesco encontrará, seguramente, razones para sentirse molesto. No presentamos esta investigación como una batalla de posturas antogánicas; ni siquiera es una batalla, porque partimos de la presencia real, material, actual y decisiva de la tecnología. De hecho, ese mismo lector acelerado creerá que este es un texto sobre tecnología y no lo es. Ni siquiera es un texto con ambición de ser un estado del arte o una visión completa de todos los elementos relacionados con la smart city. Se trata, en cambio, de un texto de análisis crítico de una realidad socio-técnica que podemos modelar y, por tanto, no es un destino indefectible. En realidad, es un texto de análisis social sobre cómo se está dando forma desde el discurso institucional, las prácticas sociales y el progreso científico-tecnológico a nuevas formas de vida en comunidad en la sociedad conectada donde la presencia digital es más que un simple complemento. En este sentido, recordamos las líneas que Mitchell (1999:16)  escribió para explicar la emergencia de lo que hoy forma parte del relato de la ciudad contemporánea:
Haríamos mucho mejor si esquivamos la consabida trampa del determinismo tecnológico ingenuo, renunciando a las simétricas formas de fatalismo propuestas por los papanatas de la tecnocracia y por los tecno-bufones cascarrabias y comenzamos, por el contrario, a desarrollar una perspectiva amplia, crítica, enfocada a la acción, sobre la realidad tecnológica, económica, social y cultural de lo que está pasando en realidad en nuestro alrededor y en estos momentos”.
Compartimos tal posición de partida, pero sin falsa equidistancia. Este es un texto escrito desde el compromiso por una ciudad más democrática que permita el ejercicio pleno de las libertades que las tecnologías potencialmente pueden ofrecernos, desde el compromiso con una cultura científico-tecnológica al servicio de las demandas sociales y de un panorama socio-político en profundo cambio, desde el compromiso por una gestión pública que favorezca el ejercicio activo de la ciudadanía y desde el compromiso por ciudades que merezcan la pena ser vividas.

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CAVADA, Marianna, Christopher ROGERS Y Dexter HUNT (2014) "Smart Cities: Contradicting Definitions and Unclear Measures", en World Sustainability Forum 2014 – Conference Proceedings Paper
GREENFIELD, Adam (2013) Against the smart city, Do Projects, Nueva York
HOLLANDS, Robert (2008) “Will the real smart city please stand up?” City: Analysis of Urban Trends, Culture, Theory, Policy, Action 12(3): 303–320.
HOLLANDS, Robert (2015) “Critical interventions into the corporate smart city”, en Cambridge J Regions Econ Soc (2015) 8 (1): 61-77 
KITCHIN, Rob (2014b) The data revolution. Big data, open data, data infrastructures & their consequences, Sage, Londres.
MARCH,  Hug y Ramón RIBERA-FUMAZ (2014) "Una revisión crítica desde la Ecología Política Urbana del concepto Smart City en el Estado español", en Ecología Política: Cuadernos de debate internacional, 47:29-36
MITCHELL, William (1999) e-topía, Gustavo Gili, Barcelona
NEIROTTI, Paolo, A. DE MARCO, A. CAGLIANO, G. MANGANO y F. SCORRANO  (2014) “Current trends in Smart City initiatives: Some stylised facts”, en Cities Volume 38, June 2014, Pages 25–36
ROSSI, Ugo (2015) "The variegated economics and the potential politics of the smart city", en Territory, Politics, Governance (Forthcoming)
UNSWORTH, Kristene, aandrea FORTE y Richardson DILWORTH (2014) “Urban Informatics: The Role of Citizen Participation in Policy Making”, en Journal of Urban Technology, Vol. 21, No. 4, 1–5.
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Tras la primera presentación que hice de la estructura de la tesis (The myths behind the smart city technological imaginary (PhD brief notes #1)), a partir de ahora iré publicando algunos retazos del texto, que va avanzando. En algunos casos serán notas bastante desestructuradas o incluso una sucesión de citas, pero igual sirven como guía para entender cómo va evolucionado los temas que voy trabajando, qué referencias nuevas van apareciendo, etc. 

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2 comentarios :

  1. Manu, ¿quiere esto decir que la tesis está lista, o leída? Si es así, ¡enhorabuena! Si queda poco, ¡ánimo!

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    1. Estos posts siguen siendo de la fase borrador, aunque esta presentación ya está más o menos cerrada y por eso la he publicado. Pero aún sigo en ello, y en principio ya sólo queda la parte más ardua para mí, darle el tono y formato académico que tanta pereza me da. Digamos que está al 85% y, si todo va bien, en noviembre espero poder defenderla.
      ¡Gracias por los ánimos, Andrés!

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