lunes, 8 de junio de 2009

Orientar el Fondo Estatal de Inversión Local 2010

Aquí seguimos con el empeño de desentrañar en qué consiste el cambio de modelo productivo que propone el gobierno. Ya he insistido mucho sobre el fondo de inversión local de 2009; a grandes rasgos, oportunidad perdida, cortoplacismo, urgencia miope y voluntarismo sin ninguna capacidad de alejarnos del origen de los problemas de nuestra economía. También, a raíz del anuncio de la versión 2010 de este fondo, hemos dicho que no está mal, que algo es algo, pero que hace falta darle contenido a una declaración de principios voluntarista -una vez más- pero sin detalles de calado que nos permitan comprender en qué consiste la visión de la sostenibilidad de este gobierno y el modelo alternativo de desarrollo económico y social que plantean para salir de la crisis.

Por ahora, lo único que tenemos es una infografía, pero tampoco aclara mucho más de lo que ya sabíamos. La eterna confusión que hace que "sostenible" valga para cualquier cosa, por ejemplo. O la eterna indefinición del gobierno, que utiliza el ya viejo recurso del globo sonda, pero me temo que si en otras ocasiones se utiliza como técnica para testar la opinión de la población ante una posible medida, en esta ocasión lo que hay detrás es pura indefinición o improvisación. Preferiría equivocarme, pero sólo puedo pensar esto al ver que tiempo después del anuncio del nuevo Fondo de Inversión Local para proyectos de sostenibilidad ambiental, tecnológicos y de atención social, aún no sabemos gran cosa de él. Sorprende, al menos en la infografía, la mención a "poblaciones medianas y grandes". Convendría saber si esto será un criterio de elegibilidad para el próximo fondo y explicar las razones para concretar las próximas inversiones fuera de los pequeños municipios.

¿Qué proyectos va a financiar? Propongo algunas ideas iniciales:
  • Proyectos ya existentes en planes de gobierno municipales, en estrategias locales o al menos en los presupuestos generales.
  • Favorecer proyectos de carácter metropolitano o comarcal, que busquen dar servicio a intereses más allá de los puramente locales de la Administración local que presenta el proyecto.
  • Construir un modelo de valoración de solicitudes que prime la capacidad de impacto del proyecto en términos reales y a medio plazo.
  • Favorecer proyectos que primen los nuevos sectores económicos y la inversión en áreas de actividad identificadas en los instrumentos de la política científica y tecnológica.
  • Favorecer proyectos de modernización de los servicios públicos y la prestación de servicios de proximidad.
  • Incluir la creación de equipos de proyecto ad hoc, con una determinada base de participación de organizaciones locales implicadas en el sector o ámbito temático sobre el que descanse el proyecto.
  • Explicar bien la iniciativa: merecería la pena hacer un esfuerzo en intentar explicar este fondo, hacer algo de pedagogía social.
Respecto a este último punto, no puedo dejar de mencionar la necesidad de generar una mayor cultura ciudadana en materia científica y tecnológica; recientemente hemos visto cómo una gran infraestructura científica, la Fuente Europea de Espalación de Neutrones (ESS) finalmente no se localizará en nuestro país. Las razones son varias y el debate poliédrico, y no me corresponde a mí comentarlo, que al fin y al cabo no lo he vivido tan de cerca como otras personas. Pero sí mantendré que los representantes políticos, en estos temas, actúan bajo demanda. Quizá para los Juegos Olímpicos el apoyo unánime se debe a que está instalada en la población la idea de que suponen un beneficio. En cambio, mucho me temo, no está en el imaginario colectivo pensar que una instalación científica es nuestro pasaporte al futuro. Cosa que, en cambio, sí ocurre en Suecia. No digo que Suecia sea un país de ilustrados, no. Simplemente, que el proyecto tenía una mayor dimensión social porque la sociedad pone la oreja en esos temas. Y sabemos que donde está el interés social, ahí está el interés (siempre electoral) de los políticos. En fin, posiblemente esté generalizando demasiado y desviándome del tema.

Tenemos también por delante el proyecto de Ley de Economía Sostenible, otro de los anuncios de Zapatero en el Debate sobre el Estado de la Nación. Iván de Torres escribió hace poco sobre esta ley, de la que sí sabemos que en principio se van a destinar 20.000 millones de euros a través de un fondo para la modernización y diversificación del tejido productivo. Algún inspirado político en campaña ha afirmado, tirando por la borda años y años de educación ambiental -es impresionante cómo los autodenominados liberales han tomado la bandera anti-ecologista y negacionista del cambio climático- que "Melón, tomates, calabacín, lechuga, y el vino, y la cuota láctea, ésta es la economía sostenible, lo demás es un cuento chino, un engaño". En cualquier caso, Iván propone utilizar el informe de sostenibilidad del OSE como guía para establecer las prioridades de esta ley, y a partir de ello propone centrar las actuaciones en cinco ámbitos.

En total, estos dos fondos van a destinar 25.000 millones de euros. La pregunta urgente es en qué se van a invertir y si esa inversión va a merecer la pena. En otro rato intentaré ir precisando más estas orientaciones.

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2 comentarios :

  1. No puedo estar mas de acuerdo Manu, buena línea propones; y un poco de participación y transparencia para variar.
    La pedagogía social podría empezar por nuestros políticos y gestores para que se enteren, por ejemplo, de la distancia que existe entre eficiencia energética y mejoras para la sostenibilidad.
    Aquí un ejemplo de a lo que nos lleva la falta de criterio
    www.rehabilitacion.farfanestella.es/?p=1679

    Un saludo

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  2. Pablo, el ejemplo que ofreces tiene mucho sentido; y, desde luego, es necesario acertar, que los gestores acierten bien porque si no, la sociedad percibe mal los cambios.

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