miércoles, 30 de julio de 2014

Espacio público y participación ciudadana en proyectos urbanos

Aquí van mis notas y la presentación de la conferencia en el curso sobre sostenibilidad de ciudades en Santander el 30 de julio. Enmarcada en una sesión más amplia compartida con David Sim (Gehl Architects), la exposición trataba de acercar algunas ideas críticas sobre cómo abordar proyectos de participación ciudadana en espacios públicos.



LOS MITOS DEL PLANEAMIENTO
El pensamiento urbanístico tiene una tendencia en su ADN a ser reactivo, jerárquico y formalista. Y eso es bueno. Pretende reaccionar ante situaciones sobre las que quiere aplicarse un nuevo planeamiento, circunscribiendo las soluciones a dar al marco de problemas del que se parte. ¿Quién define estos problemas? ¿Cuáles son las realidades que el urbanismo quiere atender? En especial, en la planificación y organización de los espacios abiertos.
El planeamiento se despliega desde un pensamiento jerárquico de toma de decisiones, con la figura casi mítica del gran planificador. Esto sigue siendo bueno a priori, en la medida en que determine un modelo claro –y no sólo hay uno posible- de deliberación, pero plantea, como a partir de ahora veremos, interrogantes sobre cuál es el modelo de  negociación y la capacidad real de incidencia de quienes participan (o no) en el proceso de toma de decisiones que configuran la ciudad.
El planeamiento también es, o pretende ser, formalista. De nuevo, esto es algo bueno si quiere ser una forma de garantizar neutralidad en el proceso de decisión, garantía de los derechos, estabilidad en las decisiones. El sentido práctico de la burocracia. Pero puede llevar al bloqueo o la inacción cuando surgen reivindicaciones, nuevas necesidades, nuevas expectativas de mayor participación ciudadana..
Este es el principal punto de mi intervención. ¿Cómo introducir troyanos en ese urbanismo que piensa en objetos, en productos terminados, en entregables? ¿Cómo pensar formas de hacer urbanismo y, en nuestro caso, formas de dar vida a los espacios públicos, desde esquemas abiertos, desde procesos de participación y gestión colectiva que se inician y no se sabe dónde terminan? Para hacerlo, es necesario pensar el urbanismo desde esquemas mucho más flexibles que aquellos esquemas formalistas en los que el urbanismo está cómodo y se siente seguro.

¿PODEMOS PENSAR LAS CIUDADES COMO LA WIKIPEDIA?
Para ello propongo un ejercicio sencillo, sólo a modo de reflexión. ¿Podríamos pensar/hacer las ciudades (sus espacios públicos) como Wikipedia? Aunque como metáfora es incompleta y arriesgada, nos sirve para plantear unos criterios a la hora de pensar esa flexibilidad de la que hablaba.
Un modelo de gestión basado en criterios como la construcción colaborativa, la capacidad de cambiar los errores, la idea del cambio gradual frente a los sueños del gran planificador, la asunción del carácter beta de todas las intervenciones, la idea del acceso libre, la idea del conocimiento abierto y la transparencia, la idea de la discusión en comunidad de los cambios y la evaluación pública de los cambios introducidos. Este es, a muy grandes rasgos, el modelo de funcionamiento de la Wikipedia. ¿Nos dice algo sobre cómo que debería ser la gestión de nuestras ciudades?

CAMBIO CULTURAL
Ante esto, planteo como primera idea, asumiendo el riesgo de caer en el wishful thinking, que estamos aprendiendo a vivir, no sin contradicciones, en un nuevo caldo de cultivo social. Un cambio que además tiene un reflejo directo sobre la percepción social sobre lo público, pero también sobre lo común, sobre el procomún. Lo que es de todos y no es de nadie. Las nuevas prácticas sociales nos están invitando también a redescubrir los espacios públicos y nos invitan a descubrir el sentido de comunidad en las ciudades. Es aquí donde, en muchos casos apoyándose en herramientas tecnológicas, se está generando una nueva tipología de intervenciones en la ciudad.


CONVERGENCIA DE DISCIPLINAS
Esta nueva tipología tiene un rasgo en común. No pertenece a ninguna disciplina en concreto. O, dicho de otro modo, cada vez más disciplinas buscan trabajar en común sobre la ciudad. Los proyectos de activación de espacios públicos, de implicación social en la ciudad, pueden llegar de cualquier lado. Desde el diseño, desde la programación, desde la arquitectura, etc. Los espacios públicos, como espacios privilegiados donde sucede y buscamos la vida social y pública, son espacios ideales para la experimentación.

ALGUNOS EJEMPLOS
Esta nueva aproximación a la forma de hacer ciudad se puede ilustrar con muchísimos ejemplos de nuevas prácticas sociales y proyectos urbanos que están disfrutando de un auge importante en este ambiente de nuevas expectativas ciudadanas y de nuevas herramientas y formas de intervención.
Campo de Cebada, como ejemplo de activación comunitaria de un espacio abandonado en Madrid
Urban Prototyping Festival, en San Francisco, como ejemplo de programación de proyectos de experimentación creativa para la mejora de los espacios físicos de la ciudad.
Combo 2600 como organización, entre las muchas que trabajan en el ámbito de la movilidad sostenible, que utiliza técnicas de urbanismo táctico para crear mejoras prácticas rápidas y sencillas en las cales.
Before I Die, el conocido proyecto de Candy Chang, como proyecto de participación social basado en la utilización de la ciudad como medio de expresión y para crear contextos de debate social.
Los cientos de proyectos que podemos encontrar que está trabajando para ampliar los usos de espacios abandonados o en desuso, como el caso del conocido Esto no es un Solar.
Los proyectos de urban farming, desde los más estándar a los más de guerrilla, que buscan extender la piel vegetal de la ciudad como forma de compromiso personal y comunitario con los espacios residuales de la ciudad.
Parking Day, como iniciativa casi simbólica de cuestionamiento del espacio dedicado al automóvil.
Malon Urbano, o proyectos que buscan la celebración de la ciudad como espacio de encuentro recuperando actividades (tan subversivas) como comer en el espacio público.
Intersection Repair, como muestra de intervenciones tácticas para la mejora de la calidad del espacio.
Restaurant Day en Helsinki, uno de los proyectos más conocidos de apropiación de la ciudad como espacio para el desarrollo de actividades reguladas sobre las que se establecen condiciones más flexibles de uso, en este caso, para utilizar el espacio público como lugar de celebración con la excusa de la comida.
Urban Pedagogy, como una de las organizaciones más punteras en el desarrollo de herramientas prácticas para el conocimiento de los derechos de uso de la ciudad y la comprensión de los efectos de las políticas urbanas sobre el día a día de la ciudadanía y las comunidades.

ESPACIO PÚBLICO Y DERECHO A LA CIUDAD
Todos estos proyectos nos recuerdan una cosa: no estamos hablando ni más ni menos del derecho a la ciudad. ¿Qué quedó de aquello? O, mejor, ¿cómo lo estamos pensando ahora y cómo se hace realidad hoy en la ciudad? Una de las consecuencias más directas de ese derecho a la ciudad es la de la capacidad de transformar el espacio. Con una tiza, como hemos hecho de pequeños y que hoy incluso puede ser un acto subversivo en espacios privatizados o por obra y gracia de esas ordenanzas cívicas que tanto gustan.

CARACTERÍSTICAS COMUNES
En todos estos proyectos se dan algunas características comunes que me interesan destacar en este curso:
Representan una nueva generación (seguramente no tan nueva, pero al menos está experimentando un nuevo auge) de prácticas de acción colectiva tras un periodo en el que hemos querido reducir la participación a algo muy formal.
En gran parte de los casos, la tecnología funciona como catalizador, bien del equipo impulsor, bien para alcanzar más impacto entre la población.
Estamos ante actuaciones con una mezcla equilibrada de conocimiento técnico y activismo.
En este sentido, estamos caminando hacia un modelo de participación por contribución y no tanto el obsesivo participación por representación. Participa quien tiene algo que contribuir y no quien se supone que debe participar por representar a un determinado colectivo o interés.
Nos recuerdan la importancia de promover procesos estables en lugar de focalizarse en el diseño de herramientas, que son más fugaces y a veces dejan poco sedimento en la población.
Hay un componente, la pedagogía urbana, que es absolutamente necesario introducir en los proyectos en la ciudad y que estas prácticas representan muy bien. Pedagogía para poder participar de manera consciente, informada y útil.


HACKEAR LA CIUDAD
Unas últimas conclusiones:
Hacer ciudad es mucho más que hacer urbanismo
Placemaking, crear espacios de calidad, no es el objetivo: el objetivo es promover proyectos que construyan comunidad, por eso no es tan importante la transformación física que producen estos proyectos, sino la transformación en las condiciones locales.
Por eso la perspectiva de prototipar soluciones, o dejar que se desarrollen actuaciones pilotadas por la propia comunidad, es una forma de comprobar en condiciones reales la oportunidad de las intervenciones. La experimentación informa el diseño final.
La creatividad es capaz de inspirar cambios.
Más ligero, más rápido, más barato, es un buen lema para pensar en proyectos que pueden llegar a tener un gran impacto social sin necesidad de grandes inversiones (pienso en las peatonalizaciones típicas).
Por todo ello, el derecho a la ciudad es un bien común más que un ejercicio individual de transformar la ciudad. Es la vía que nos permite pensar en reprogramar las ciudades en las que vivimos.

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1 comentario :

  1. La creación de espacios públicos es esencial en una ciudad.
    Los espacios públicos, como las piscinas, son oasis compartidos que requieren un mantenimiento diligente. Su cuidado garantiza no solo un entorno agradable, sino también la seguridad y el disfrute continuo de la comunidad.

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