lunes, 7 de noviembre de 2016

Imaginábamos coches voladores y nos dieron Uber

Llevo recopiladas decenas de artículos los tres últimos años sobre dos cosas a las que aún no consigo dar una formulación coherente: Uber y todas sus derivadas + el coche autónomo.  Si tuviera más tiempo y algo más de calma me propondría analizar con más profundidad esto que nos ofrecen como innovaciones disruptivas de la movilidad urbana. A falta de tiempo, empezaré estas semanas por unos retazos.

1. Jon Orcutt hizo en su momento una adaptación de una imagen icónica de la movilidad sostenible y la adaptó a la actualidad. Como siempre, desde el tecno-optimismo se podrá decir que esta imagen, como reducción, es cínica pero, si en algo acierta, es en situar el objetivo, no vaya a ser que nos perdamos con las prisas y la fascinación. No está claro cómo los diferentes sistemas para compartir coche y las diferentes opciones de vehículos autónomos transformarán las ciudades y la vida cotidiana. Hay debate, opciones e interrogantes, pero es cierto que han sido empresas como Uber o Tesla las que, sin previo aviso y sin que formaran parte del paisaje de planes de movilidad, estrategias de ciudad inteligente, etc., han transformado el espacio de lo posible/imaginable. Lo interesante, la profundo, es cómo cambian el marco (por ejemplo, los temas laborales en el caso de Uber, los temas de espacio urbano o los relacionados con la inteligencia artificial en el caso del coche autónomo).



2. No sé si a estas alturas queríamos, pero durante décadas los coches voladores eran la referencia simbólica del futuro. La cosa tuvo su momento y había desaparecido del paisaje. Al fin y al cabo, más o menos habíamos acabado convenidos de la necesidad de dar prioridad a los modos colectivos de movilidad y el transporte público. Tranquilidad, en Uber ya están estudiando la viabilidad de los coches voladores (On-Demand Urban Air Transportation mola más). No sé hasta qué punto la cosa va en serio o es sólo una de las mil pajas mentales que hay que hacerse para una triunfe. O las necesarias maniobras de distracción que hay que montar. O juegos florales, no sé.


3. Una imagen distópica: Uber troleando con drones publicitarios a los conductores atascados en el tráfico. Suena ingenioso, pero empieza a tener la pinta del futuro próximo que (no) estábamos imaginando.

Uber’s Ad-Toting Drones Are Heckling Drivers Stuck in Traffic

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1 comentario :

  1. Buenas notas, Manu.

    Desde mi ignorancia sobre el tema, y dejando claro que son especulaciones: no creo que Uber esté desarrollando nada de eso porque su negocio precisamente es que no tienen infraestructura, sino que la pone el "Taxista" (lo cual, como empresa, es un negocio redondo). A no ser que quieran añadir un nuevo modelo de negocio y, además, cobrarle el alquiler al "taxista" (En ese caso su target no serían los usuarios del desplazamiento, sino los que ofrecen su servicio de desplazamiento, lo cual sería rizar el rizo aún más). Y eso me lleva a lo siguiente: creo que la revolución que prometen algunos no está en el transporte, que seguirá siendo esencialmente igual (privado, infrautilizado por la gran mayoría y, eso sí, espero que con fuentes de energía renovables o -al menos- no fósiles), sino que la revolución está en cambiar el modelo de negocio que hay sobre el transporte, que es algo que se parece pero no es igual: en este último los beneficiados principales son las empresas de estos nuevos modelos (que además no cambiarán radicalmente su infraestructura), en el primero, además -y muy especialmente- los usuarios en general y el medio ambiente.

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